La estrategia de la pérfida Policía china con los periodistas extranjeros

(PD).- Desde el comienzo de los Juegos Olímpicos de Pekín, una decena de periodistas extranjeros se han visto agredidos o maltratados por policías chinos. Sin embargo, a finales de julio se enviaron consignas a las comisarías de policía, de las que Reporteros sin Fronteras (RSF) ha conseguido una copia, para que no estorbaran el trabajo de la prensa internacional.

En cambio, esas directivas oficiales piden claramente que se investigue a los chinos que hagan declaraciones a los medios de comunicación extranjeros.

Otro documento, fechado el 7 de agosto y que también ha conseguido RSF, conmina a los policías a disolver inmediatamente las manifestaciones de carácter religioso.

«Las reglas para la prensa extranjera, adoptadas en enero de 2007, eran sin embargo simples y explícitas: libertad de movimientos y libertad para entrevistar. Los documentos de la policía china que ha conseguido RSF demuestran que se habían dado órdenes de dejar trabajar a la prensa extranjera, aunque al tiempo tenían que recoger información sobre los chinos que hicieran declaraciones molestas.

Las recientes detenciones de chinos que pretendían manifestarse o expresarse durante los JJOO ponen de manifiesto la existencia de esa voluntad de atacar a sus propios ciudadanos, más que a los miles de periodistas extranjeros», ha manifestado la organización.

RSF hace públicos tres documentos de la policía china sobre la estrategia oficial con los medios de comunicación extranjeros. Si la intención es más bien garantizar la libertad de hacer entrevistas a los miles de periodistas extranjeros presentes en la capital china, las autoridades piden también a los policías que impidan el trabajo de los reporteros no acreditados y, sobre todo, que investiguen a los chinos que hagan declaraciones a la prensa.

Lo que hace temer que, después de los Juegos Olímpicos, cuando se hayan marchado los miles de periodistas acreditados, se produzcan represalias.

Un primer documento, fechado el 25 de Julio de 2008 y titulado «Cuatro directivas relativas al control de los periodistas extranjeros», pide a las fuerzas de seguridad no tapar los objetivos de los reporteros (1), no dañar sus equipos (2), no confiscarles la tarjeta de memoria (3) y no investigar sobre los asuntos menores que les conciernan (4).

RSF ha tenido conocimiento de varios casos en los que se han violado claramente esas directivas. El 25 de Julio, unos oficiales de uniforme impidieron físicamente a unos periodistas de Hong Kong grabar los desbordamientos de la multitud producidos mientras se vendían las entradas para las pruebas olímpicas.

El 13 de agosto, el reportero John Ray, del canal británico ITN, fue detenido por unos policías chinos en Pekín mientras cubría una manifestación de militantes pro-tibetanos. Le inmovilizaron por la fuerza durante veinte minutos, a pesar de que se identificó como periodista, mientras que a su compañero camarógrafo le impedían grabar la detención de manifestantes.

En cuanto a un fotógrafo del diario británico The Guardian, los policías le destrozaron el material. En Xinjiang esta vez, a unos reporteros de la agencia Associated Press les obligaron a cancelar las imágenes de sus cámaras fotográficas.

El segundo documento se titula «Ocho directivas de no intervención respecto a las situaciones en que un periodista extranjero entreviste a un chino». Según las autoridades, los policías no deben intervenir si el periodista está acreditado (¡), si el periodista no está acreditado pero no se interesa por asuntos políticos (“), si la persona entrevistada ha dado su consentimiento (3), si el periodista se refiere a un tercer país (4), en las conferencias de prensa de organizaciones extranjeras autorizadas (5), si el periodista está preguntando sobre temas sensibles pero la intervención puede provocar incidentes de orden público (6), si la entrevista trata de temas como Tibet, Xinjiang, Taiwan, Falungong o critica al Partido o al Gobierno pero no hay un comportamiento excesivo (7), si un periodista toma fotos o filma el trabajo de los policías sin poner en peligro sus cometidos (8).

Sobre el punto 7, la directiva precisa que es aconsejable que la policía “aborde al entrevistado (chino) conforme a la legislación china y después verifique la situación del periodista”. En una decena de incidentes, ciudadanos chinos han sido arrestados por haber alertado a la opinión pública internacional sobre su situación. El 17 de agosto, dos chinos septuagenarios fueron condenados a un año de reeducación mediante trabajos por haber pedido permiso para manifestarse durante los juegos olímpicos. Zhang Wei, una anciana residente en el barrio pekines de Qianmen, fue arrestada por la policía el 9 de agosto, después de haber explicado a los periodistas extranjeros las circunstancias de su realojamiento.

RSF ha podido observan en Pekín que en las manifestaciones de extranjeros cristianos o protibetanos, las autoridades dejan intervenir a policías disfrazados de jóvenes patriotas, o de civiles miembros de grupos de vigilancia, antes que proceder a la detención de los manifestantes. Por otra parte, la campaña de intimidación a militantes de los derechos humanos de Pekín, llevada a cabo por la Seguridad Pública antes de los Juegos Olímpicos, permitió a las autoridades descartar a esos portavoces de reivindicaciones sociales, religiosas y políticas en China. Más de cuarenta de esos defensores se encuentran en arresto domiciliario, se han visto obligados a marcharse de Pekín o a esconderse, por temor a represalias.

El tercer documento es un análisis, efectuado por la Oficina de Asuntos Criminales, de tres incidentes en los que estaban implicados militantes pro-tibetanos, unos cristianos y un delincuente. En las directivas de trabajo se pide prioritariamente a la policía que investigue de forma exhaustiva, y actúe para evitar una mala publicidad. La Oficina de Asuntos Criminales recomienda detener a los manifestantes extranjeros y expulsarles lo antes posible. Los policías deben hacer todo cuanto esté en su mano para «despolitizar» las actuaciones, explicando a la gente que tienen consecuencias en el orden público. En el punto 4º de las directivas se pide que «traten en el menor tiempo posible los casos religiosos». «Alejar a la multitud, llevar a cabo todo tipo de maniobras para calmar la situación, informar inmediatamente al Departamento de Asuntos Religiosos», son las consignas que recibieron los policías de Pekín.

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