Tatiana R. Brito y Miguel Pato –PD. Ella se define como una mujer política, feminista y socialista. En su libro “Una mujer de mujeres” (Ed.Aguilar) echa la vista atrás para recuperar la historia de la mujer durante la dictadura franquista.
Entusiasta de los clásicos, Amparo Rubiales fue actriz antes de dedicarse a la política. A través del teatro se reafirmó en su rechazo a la dictadura. La representación de la obra Antígona fue toda una declaración de intenciones
“Antígona se revela contra el tirano, quiere enterrar a su hermano a toda costa. Elegimos esa obra sabiendo lo que hacíamos. Y claro, la censura se nos echó encima.”
Pero Amparo Rubiales se terminó cansando del asedio de la censura representación tras representación y abandonó el teatro. Decidió estudiar Derecho y todavía se acuerda del Código Civil que le tocó aprenderse
“En la definición de matrimonio civil decía: el marido tiene que proteger a la mujer y la mujer tiene que obedecer al marido. En la obediencia está la base de la sumisión y de la violencia.”
Amparo Rubiales no habla de una época antidiluviana, el Código Civil no se modificó hasta el 1976 y ella todavía recuerda como durante el Franquismo la mujer era considerada una menor de edad
“No podías abrir una cuenta de banco sin el consentimiento de tu marido, ni sacarte el pasaporte, ni salir del país. Mi marido me firmaba el permiso, pero por fin ahora gozamos de una igualdad legal, aunque la igualdad real esté por alcanzar.”
Y es que para la escritora todavía las mujeres tienen que recorrer mucho camino. No tiene nada en contra de los hombres, que conste. Por eso pidió a un hombre, José Antonio Griñán, que escribiera el prólogo del libro.
Amparo Rubiales considera que uno de los muros que hay que derribar es que tradicionalmente el mundo de lo privado (el hogar) está reservado a la mujer y el público a los hombres.
“A los hombres no se les ha permitido acceder al mundo de lo privado, considerado exclusivo de la mujer. Se les ha prohibido llorar y expresar sus sentimientos”
Presente en la mayoría de las legislaturas de la actual etapa democrática, Rubiales se acuerda del disgusto que se llevó cuando dejó la política, no quería abandonarla, para ella era una adicción
“Me sacaron de las listas electorales y me disgusté. Para mi la política era una droga. Pero también era consciente de que algún día tenía que dejarla. Algunos medios pensaron que me volvería antisocialista, pero no fue así”
Para la autora de “Una mujer de Mujeres”, la confrontación en política es algo natural. Los medios la necesitan para su supervivencia. A nadie le interesan las proposiciones de ley o las mociones. Sólo interesa el momento de las preguntas orales, afirma Amparo Rubiales
“Siempre hay bronca entre la oposición y el Gobierno. Quizás se vuelve más agria en la etapa de Aznar, pero yo creo que eso tiene que ver con el carácter de cada uno.”
