Juan Manuel de Prada: «Hoy por hoy ser insultado por Jiménez Losantos te da una aureola positiva»

(PD).- «Es una alegría, y un consuelo después de todas las infamias que se han lanzado sobre mí». Después de las duras críticas de Jiménez Losantos, desde la COPE, Juan Manuel de Prada fue fichado por el L´Osservatore Romano, el diario del Vaticano. A de Prada no sólo no le preocupa que le critique Losantos, sino que «para mí es un timbre de gloria«.

Entre los numerosos «enemigos» que se busca Losantos, está Juan Manuel de Prada, «escritor católico», magnífico columnista de ABC. El diarioya.es ha hablado con él, entre otras cosas, de esta inquina del locutor de la COPE con él.

A Vd. lo que menos le preocupa es que le critique Jiménez Losantos…

No, para mí eso es un timbre de gloria. Desde un punto de vista moral, cuando eres insultado vejado y perseguido por aquellas personas a las que no reconoces una estatura moral…, podemos aplicar la cita de Cernuda, aquello de que “los insultos son formas amargas del elogio”. Es decir, para mí es un elogio que me insulte Jiménez Losantos; ante quienes tengo que responder, en términos mundanos, y ante Quien tengo que responder, en términos transcendentes es lo que de verdad me preocupa. Para mí lo otro no supone ningún problema. Por otra parte, en términos más interesados, que naturalmente no son los importantes aquí, hoy por hoy ser insultado por Jiménez Losantos te da una aureola positiva. Pero además, cuando defiendes ciertas posturas de manera nítida y reflexiva, tienes que saber que eso provoca muchos odios; yo he sido insultado por personas muy diversas, cosa que no debe influir a un escritor que tiene como obligación decir lo que piensa.

Y le pregunta el periodista del diario digital: «Como católico, como intelectual, como persona que está al tanto de lo que ocurre en los medios, ¿usted cree que otra Cope es posible

Sí, absolutamente. Yo es que no participo de esa idea según la cual una radio católica sólo tiene dos posibilidades: o aceptar el juego de la oferta y la demanda, y por tanto ofrecer a un mundo que se ha olvidado de Dios, un periodismo que también vive ajeno a Dios, o por el contrario hacer un periodismo pío, gazmoño, sentimental, almibarado, beato (en el peor sentido de la palabra).

Yo creo que esta dicotomía es falsa. Se puede hacer un periodismo muy potente, muy ameno, muy aguerrido y extraordinariamente incisivo desde los presupuestos de la fe. Un periodismo en el que todos los grandes problemas de la humanidad fueran abordados con nervio, y que todas las calamidades de nuestra época fueran condenadas y señaladas, pero desde presupuestos católicos.

A veces, muy de vez en cuando, en el programa de Jiménez Losantos entrevistan a algún obispo para que suelte doctrina. Pero un buen programa, en una radio católica, sería aquel en el que no hablasen los obispos, porque su voz sería totalmente innecesaria y redundante. Todo este fenómeno denota una terrible verdad de fondo: las personas que tienen a su cargo un medio de comunicación católico consideran que si optaran por esta “tercera vía” no habría público para ellos; o tendrían tan poco público que ese medio no podría ser rentable. Esto supone un grave problema desde el punto de vista de la fe.

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