PD).- La cosa prometía y, sobre el papel, la estrategia de Telecinco con su «número uno» a la cabeza, Paolo Vasile, era bien sencilla: María Teresa Campos triunfaría el viernes con su entrevista en profundidad al otrora director general de la Guardia Civil, condenado por malversación de fondos públicos, Luis Roldán, y retroalimentaría al resto de los programas que la cadena emite a lo largo del fin de semana.
A ojo de buen cubero la idea parecía buena pese a salirles el fichaje de Roldán por un pico considerable.
Sin embargo, ocurrió lo inesperado. «La Campos» pinchó en hueso, se dio de bruces contra la cruda realidad de los audímetros, y su entrevista – realizada a regañadientes según las malas lenguas de la cadena de Fuencarral – sólo sirvió para hacerle la noche más rentable a Luis Roldán.
Ni tiró de la manta, ni dejó a nadie en cueros, y todo seguirá como hasta ahora, cubierto bajo una capa de lodo, con olor de las cloacas donde el ex presidente del Gobierno, Felipe González, dijo defender los intereses generales.
Y si el elegido no despertó el morbo (perdón, el interés) de la audiencia, tampoco lo haría el tiempo dedicado a él en otros espacios de la casa. Jamás un acontecimiento de estas características había generado semejante «hambre» de audiencia. De ahí al lío montado en La Noria tan solo medió unas horas.
El show que siempre parte la pana de las noches del sábado se quedaba con tres palmos de narices y un guión preestablecido dedicado largo y tendido a explotar la entrevista a Roldán, según reconocen a Garganta Profunda fuentes solventes de Telecinco.
Algo había que hacer pues para salvar el barco que presenta Jordi González. Y, desde luego, se hizo. Superado el estupor inicial, Luis Roldán, aquejado del mal del share, pasó a un segundo plano para rapidamente ser fusilado.
Los periodistas Isabel Durán – de vuelta en el plató tras su espantada de hace dos semanas -, Ángeles Vallvey, María Antonia Iglesias, Enric Sopena, Pepe Calabuig y el ex subcomisario de policía, condenado en varios sumarios de los GAL, José Amedo, se sentaron para debatir una nueva pregunta: «¿Corrompe el Poder a todos los políticos?»
La presencia de Amedo en la mesa tardó poco en desvanecerse. No en vano, el otrora policía sólo había sido citado para relatar su versión del reparto de los fondos reservados en los tiempos del felipismo. El desprecio de los espectadores a Roldán le condenó al ostracismo. Para satisfacción de María Antonia Iglesias que, entre bambalinas, montó en cólera por verse compartiendo plató con quien le produjo tantos quebraderos de cabeza a Felipe González. Entretanto, Iglesias siguió haciendo lo mismo que el primer día, lo único que sabe hacer, esto es, entregarse a marear la perdiz, aferrarse al sin sentido de la existencia de una campaña de una derecha para demonizar a la clase política.
Ya sobraban motivos para maliciarse una alergia insalvable de María Antonia Iglesias a ciertos debates. Su pasado como jefa de informativos de TVE no le favorecía e Isabel Durán no tardó en recordárselo.
Ella hizo oídos sordos a la inabarcable lista de daños al socaire de la impunidad que el poder absoluto de González brindó durante 13 años. Con la rienda del cotarro en sus manos, el largo relato de errores y bajezas llegó a alcanzar a todas las instituciones, incluso salpicó al Rey Don Juan Carlos.
En fin, Serafín, que las cosas van de mal en peor en Telecinco. Y ya se sabe… Aquellos que ahora tienen la oportunidad – no se han visto en otra mejor – aprovechan para meter el dedo en la llaga y algún directivo de los de Fuencarral lo puede acabar pasando muy mal, porque la herida está lo bastante abierta como para que la sangre llegue al río.
