(PD).- Hay que echar un buen rato para encontrar un texto firmado por Zapatero en esta casi legislatura y media que lleva al frente de la presidencia del Gobierno. Este martes lo hace para Pedrojota Ramírez. A nadie se le escapa que la sintonía entre el periodista y el presidente del Gobierno es buena, y que no es extraño ver al riojano dándose una vuelta por la casa de los ZP. En este caso, la excusa era hablar de Obama.
El diario El Mundo le abre las puertas al columnista ZP para que se deshaga en elogios con Obama. ¿Quién mejor que el presidente para hablar del personaje del año elegido por el diario de Pedrojota? Y es que la afinidad entre los dos va en aumento. Ya durante las elecciones vimos como Pedrojota no dudaba en apuñalar a Rajoy con un reportaje intimista a ZP y cómo el presidente le permitió entrevistarlo en la Moncloa durante ocho horas.
Zapatero ha escrito para el periódico El Mundo una reflexión sobre el electo presidente de EE.UU. Barack Obama donde se ponen de manifiesto frases como la que titula este artículo,
«Obama insiste tanto en denunciar al peor enemigo de la política: el cinismo con sus magníficos disfraces. Estoy convencido de que el nuevo presidente de Estados Unidos no va a bajar los brazos frente al totalitarismo ni frente a la violencia; pero también estoy convencido de que no los levantará guiado por los prejuicios, la ira o el deseo de venganza».
Zapatero hace un extenso análisis sobre la situación de EE.UU. así como de la figura del nuevo mandatario y señala que «cuando una sociedad democrática como la norteamericana, que mantiene intacto el vigor que la ha hecho tan admirable, quiere el cambio, el cambio de ciclo político, lo hace posible y de qué manera. La victoria de Barack Obama es, así, una nueva prueba de aquella idea de Hannah Arendt sobre la capacidad de la política para producir nuevos comienzos.»
Zapatero sigue su análisis escribiendo que «lo cierto es que en todo el mundo mucha gente ha tenido su esperanza en vilo deseando la victoria de Obama. Gentes de distintas creencias religiosas, de distintas posiciones políticas, de distintas razas y naciones. Hasta en su propia biografía, Obama representa la integración de esa diversidad, una integración que es, sin duda, problemática, compleja, pero alcanzable y que, en todo caso, merece ser buscada y no desechada.»
