Isabel San Sebastián se queja de que los periodistas amenazados por ETA no reciben el mismo apoyo que el autor de Gomorra

(PD).- «Periodistas «al servicio del Ministerio del Interior de turno» o del «fascismo español». Esa es la etiqueta que vuelve a colocarnos ETA como justificación del coche bomba y paso previo al tiro en la nuca, con la colaboración impagable de quienes le prestan argumentos para descalificar a ciertas personas o guardan un silencio cobarde, por no decir cómplice, ante su estudiada estrategia: primero el asesinato civil y luego el tiro de gracia«. Así comienza su amarga columna en El Mundo Isabel San Sebastián.

La valiente periodista -quien sufrió el asesinato de su primo Rafael San Sebastián, a manos de ETA- escribe en el diario de Pedrojota Ramírez el hecho de que «las amenazas de la Camorra napolitana al periodista Roberto Saviano, autor de esa valiente denuncia titulada Gomorra, levantan oleadas de indignación solidaria, perfectamente compatible con la más fría indiferencia ante los compatriotas que sufren la coacción terrorista«.

«Que la mafia trate de intimidar a un colega italiano es noticia de portada que hace correr ríos de tinta en toda Europa y escandaliza a la opinión pública. Que los criminales del hacha y la serpiente obliguen a decenas de informadores, columnistas y escritores españoles a vivir desde hace lustros protegidos por guardaespaldas, con los movimientos restringidos y la libertad secuestrada, parece algo tan natural que no merece ser comentado. ¡Qué incongruencia! ¡Qué falsedad! ¡Qué hipocresía! ¿Se trata simplemente de terror a ser incluido/a en la lista negra, o es que quienes callan piensan, como ETA, que «algo hemos hecho» los demás para merecer el «honor» de estar en el punto de mira?»

Según la periodista, siempre amenazada por ETA, escribe orgullosa: «Algo hemos hecho, en efecto, algunos. De manera muy especial los que resisten en el País Vasco. Y no precisamente por Rubalcaba o cualquiera de sus predecesores. Somos reos de contar la verdad.Reos de informar sin mordaza. Reos de desvelar lo que se cuece en la sombra. Reos de dar voz a las víctimas. Reos de opinar sin miedo a sus amenazas. Reos de emplear nuestra influencia, mucha o poca, para movilizar a la ciudadanía en defensa de la democracia. Reos de defender a ultranza un hábitat de libertad que resulta indispensable para el trabajo del periodista. Reos de denunciar la vileza de sus cabecillas. Reos de plantarles cara«.

«Algo hemos hecho, sí. ¡Y a mucha honra!»

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