(PD).- La sonrisa no le duró a los gerifaltes del Grupo PRISA ni una semana. El día 31 conseguían in extremis el aplazamiento del crédito de 1.950 millones de euros por la OPA a Sogecable. Era martes. Pues el día 2, jueves, ya había movimientos en alguna de sus principales cabeceras.
De hecho, en Cinco Días se celebraba una asamblea para buscar soluciones ante la sangría que está provocando en el medio la caída de la publicidad en el primer trimestre del año. Un escenario que, bien es cierto, no es exclusivo del periódico económico de Prisa.
Lo que sucede es que en otros lares no se suma a una deuda conjunta que supera los 5.000 millones de euros.
La dirección del grupo -que ha quitado ya los taxis en la cadena SER, no paga el bono de incentivos a ejecutivos de otras ramas y anda recortando hasta en El País- ha planteado a los trabajadores la necesidad de reducir durante este año en un millón de euros los gastos de la cabecera y, para ello, se pidió a los trabajadores “soluciones imaginativas”.
La imaginación de la compañía ha dado para plantear, en las reuniones previas mantenidas con los profesionales, la puesta en marcha de programa de bajas incentivadas, la reducción general de salario o el traslado de la redacción desde su céntrica ubicación en la Gran Vía madrileña a Miguel Yuste, donde está la sede de El País.
Fuentes del Grupo Prisa aseguraron a El Confidencial que “lo último que se plantea” la empresa es un expediente de regulación de empleo, ni en Cinco Días ni en el grupo en general, aunque sí admitieron la necesidad de hacer ajustes vía reorganizaciones similares a las efectuadas a finales de año en El País, que llevaron a dos días de huelga.
Entonces, el Consejo de Administración aprobó transferir a Box News Publicidad la rama de comercialización y gestión de la publicidad del periódico. “No tenía sentido que se hiciera lo mismo desde dos instancias. Fórmulas de ese tipo sí se pueden buscar, sobre todo en el papel”, se explica.
Los trabajadores en Cinco Días han pedido tener acceso al balance trimestral, tras años de analizar las cuentas con los datos cerrados semestralmente. Y es que no terminan de creerse las cifras de pérdidas que les proporciona la empresa para el primer trimestre del año. Según fuentes próximas a la compañía, en la cúpula de la editora hay quienes defienden que la plantilla del grupo, actualmente en el entorno de las 14.000 personas, debe pasar a 12.000 u 11.500. Lo que está claro es que, aunque la reestructuración de la deuda es una prioridad del grupo, nadie huye de la necesidad de tomar medidas en paralelo, así como de buscar una inyección de capital. Esperan meses de pasión.
