Losantos: «Yo es que en mi juventud no estaba mal, gustaba mucho»

Losantos: "Yo es que en mi juventud no estaba mal, gustaba mucho"

(PD).- «Parece mentira que un Adonis como Losantos se permita hacer bromas sobre el físico de los demás«. Así se quejaba Juan Manuel de Prada después de sufrir los ataques del locutor de la Cope por su aspecto físico. Pero es que, según desvela él mismo en otra entrevista en El Mundo: «Yo es que en mi juventud no estaba mal, gustaba mucho». Sobre todo, asegura, a los gays: «Como me negaba, esto acrecentaba el interés».

Un domingo más, Pedrojota Ramírez le presta a Federico Jiménez Losantos las páginas de El Mundo para que se desahogue en una entrevista en la que el locutor estrella de la COPE sigue demostrando que no termina de digerir la decisión de la cadena de apartarle de La mañana. Cuenta su interlocutora que la noticia le pilló escribió una historia sobre «su linchamiento a manos del poder político», Sobramos todos. A la espera de ver si finalmente se decide a terminarla y publicarla, por lo pronto acaba de parir un libro que poco tiene que ver: La otra vida, de poemas japoneses.

Pero eso no ha dulcificado su carácter. Sigue arremetiendo duramente contra los que considera responsables de que abandone un programa que le reporta a la radio de los obispos el 70% de sus ingresos y 1,4 millones de oyentes diarios. Especialmente contra Antonio Cañizares. «Decidió sumarse al coro de Rajoy, al bando posibilista. Estamos viendo un proceso de cambio de régimen, y lo que sobran son testigos molestos (…). Hace unas semanas, Cañizares era todo miel y azúcar, y de pronto se puso a la cabeza de la fracción contraria a Rouco, porque al no haber podido heredar su poder lo único que le queda es la ambición», asegura.

Dice que su destierro del programa estrella de la COPE no es la venganza de Alberto Ruiz Gallardón, sino «una suma de varias cosas».

«Hay un sector eclesial que está por el cambio que promueve el Mariano de ahora: seamos como el PSOE y heredaremos el poder; o sea, no alternativa sino continuidad. Otros pensamos que lo que España necesita es una regeneración radical de sus instituciones».

La Dirección de la emisora a la que todavía pertenece tampoco sale muy bien parada: «Se ha rendido a la presión política», sentencia.

«Si la facturación de este año del programa, sorprendentemente, ha sido superior al año anterior, ¿cómo vas a cargarte tu primera fuente de ingresos? Pues porque no es una decisión empresarial».

Su futuro sigue siendo la mayor incógnita de esta historia, y por lo que se ve por ahora no tiene intención de aclararla. De momento, su idea es «terminar mi contrato y ya está, hasta San Federico, 18 de julio». «¿Y después qué?», le pregunta su entrevistadora. «Pues aún no lo sé: el caso es que me hagan una oferta de buena fe y no un apaño para evitar que me vaya a otro sitio. El panorama de los medios, especialmente la radio, está cambiando a tal velocidad que no puedo aventurar nada». Misterio.

Él mismo reconoce que se ha convertido en «el principal enemigo del PP». «Antes lo fui del PSOE y ahora, de los dos», señala. Pero lo atribuye a la defensa de su «libertad de expresión», a la que nunca piensa renunciar. Esa misma libertad de expresión le lleva incluso a decir que José María Aznar era «muy maricomplejines» y que por eso se inventó «la mamarrachada del centro». Un concepto político que Jiménez Losantos está convencido de que no existe. No es más, según él, que «una gansada que nace de los complejos de la derecha en el tardofranquismo».

Entre los muchos incondicionales con los que cuenta este periodista polémico donde los haya, no han faltado los que le han pedido estos días que dé portazo a la COPE y se decida a crear un partido político por el bien de España. Pero no quiere oír hablar de ello ni en broma.

«Jamás entraría yo en política, sólo me interesa como opción ciudadana, ¿pero como profesional? Vamos, antes me meto…».

El periodista recuerda su infancia, «feliz, teniendo en cuenta que los niños son siempre seres atormentados», y a sus padres, en especial, el amor «incondicional» de su madre. También evoca a sus profesores, su paso por el instituto y la muerte de su padre: «Tengo un recuerdo muy bueno de él, nos quería mucho y eso es lo que te queda». Recuerda, además, su militancia en el PCE y su desengaño en China, donde se hizo «anticomunista absoluto». Él, insiste, no cree en la utopía, «sino en la necesidad de llevar la contraria al sistema establecido, que tiende siempre a la corrupción».

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