(PD).- Rosa María Calaf destila «reporterismo» por todos sus poros. No importa que el pasado 31 de diciembre se despidiera de sus casi 40 años como corresponsal de Televisión Española. Mantiene el espíritu inquieto, la necesidad de viajar y de informar, intactas.
La periodista catalana -entrevistada por Amaia Mauleón en El Faro de Vigo– recibió en Ferrol el V Premio José Couso a la Libertad de Prensa, que otorga el Colegio Profesional de Periodistas de Galicia y el Club de Prensa de Ferrol.
–Recibe este premio a la libertad de prensa una periodista que en muchos de los países ha sufrido su inexistencia.
–Muchas personas viven aún sin libertad de expresión y hay que seguir luchando contra ello. Una sociedad que no puede recibir información libre no puede ser una sociedad completa ni defender sus derechos. En Corea del Norte estaba vigilada todo el tiempo y en China los controles eran también severísimos. En esas circunstancias no puedes ofrecer una información completa y eso me angustiaba mucho.
–Este galardón lleva el nombre de José Couso, el cámara asesinado en 2003 en Irak, ¿sintió usted en alguna ocasión el peligro de muerte cerca?
–En los conflictos más recientes, los periodistas se convierten en objetivo y no en observadores neutrales. Sin embargo, creo que no hay que exagerar el valor del reportero que acude a un conflicto, porque lo hace libremente y a sabiendas de los riesgos que corre. Lo que sí hay que exigir siempre es que se esclarezcan casos como el de Couso y se acaten las responsabilidades.
–Firmó voluntariamente el ERE de RTVE con el que el ente público alcanzará las 4.000 prejubilaciones. ¿Cómo cree que afectará esa falta de veteranía?
–Es un gran error que cualquier profesión prescinda de la gente con experiencia. Se está haciendo un corte limpio entre los periodistas que empiezan y los mayores que se marchan y esto será nefasto para la calidad del producto. No significa que los jóvenes no hagan bien su trabajo, pero necesitan referentes para aprender en gerundio, haciendo.
–La información internacional en televisión cada vez cuenta con menos tiempo. ¿Cómo resolver un conflicto en un minuto y medio?
–¡Ojalá fuera un minuto y medio! En las últimas crónicas disponía de un minuto diez. Cada vez te obligan a concentrar en menos tiempo la mayor cantidad de información posible. El periodismo de hoy es de titulares; pasa por encima de los temas y no profundiza en las cuestiones.
«Tener opinión significa hacer un esfuerzo y no tragar con todo»
–¿Cómo lleva estar al otro lado de la televisión?
–La televisión actual no me gusta mucho, la verdad. Pero no es sólo cosa de la española; en todo el mundo la radio y la televisión se están banalizando y sólo se busca el beneficio económico de las empresas en lugar de la calidad de los resultados. Habría que preguntar a los ciudadanos si creen que están bien informados o si algunas de las noticias que han visto ese día podrían haber sido sustituidas por otras más importantes.
–A lo mejor nos encontramos con que los telespectadores eligen las noticias banales.
–No dudo de que parte de la responsabilidad la tienen los telespectadores Tener opinión significa hacer un esfuerzo y no tragar con todo. Los ciudadanos no tienen que dejarse seducir por la facilidad. Eso es lo que trato de transmitirles en las charlas que estoy dando desde que estoy jubilada.
–¿Cuáles son sus planes de jubilación?
–Parada no me puedo quedar, así que espero viajar mucho, que es lo que más me gusta. En octubre iré a Australia para conocer mejor a los aborígenes.
–¿Y la docencia?
–Me siento en la obligación de devolver algo de lo mucho que he aprendido y me gustaría dar otras perspectivas a los universitarios. Tienen que quitarse de la cabeza que el periodismo es una profesión para hacerse famosos y recordar la parte de servicio que tiene.