Miguel Pato y Ana Avellano (PD)-. Cada noche, cada luna de lunes a viernes, Rosa García Caro nos desvela con una forma de hacer radio de madrugada diferente, peculiar. Su compromiso con los oyentes ha sido recompensado con un Micrófono de Oro por su programa Cinco Lunas.
Un premio que reconoce la carrera de una periodista que ha sido chica del tiempo, presentadora de programas de televisión del mítico Chicho Ibañez Serrador, corresponsal en la guerra de Yugoslavia, habitante de la casa de Gran Hermano VIP y ahora voz característica de las madrugada.
De su currículum llama mucho la atención la cobertura de la Guerra de los Balcanes.
Era una cuestión estratégica de Telecinco. Yo en los Balcanes tenía muchos amigos y sabían que estaría bien comunicada. Íbamos para una semana y nos quedamos tres meses. Corrimos peligro, pasamos momentos de tensión… Vamos, que una y no más.
Así a todo creo que todo en la vida de todo periodista tiene que haber una experiencia como esa.
¿Qué fue más peligro la guerra de Yugoslavia o entrar en Gran Hermano VIP?
Gran Hermano VIP sin duda. Es un bombardeo constante que te persigue el resto de tu vida. Y fíjate que yo pienso que no hay programas malos, lo que desprestigia un espacio televisivo son los personajes que entran en ellos.
¿Hay más divos/divas en la radio o en la televisión?
Lo que ocurre es que para muchos la radio es la frustración de no haber conseguido el éxito en la televisión. Hay que tener la cabeza muy bien amueblada y pensar que en este mundo profesional estamos de paso. Con los años no eres más que un personaje y los personajes se olvidan.
¿Es un error ser periodista para hacerse famoso?
Ese error se comete mucho hoy en día. Hay muchos periodistas que buscan la fama. Y ellos no son periodistas sino personajes.
¿Ese fue el error que cometió cuando quiso ingresar en Gran Hermano VIP?
No. Yo no quería ser personaje. Además, cuando salí de la casa te ofrecen contratos para programas del corazón donde vas a poner verde a otros. Si te quieres convertir en personaje accedes a ello. Yo no quise.
