(PD).- Se va con Losantos a su nueva cadena de radio. Gabriel Albiac entró en la radio de su mano y con él sale de la COPE. Este catedrático de Filosofía habla con voz templada sobre su amigo Federico, lo que no esconde la pasión que siente por él: «La importancia del fenómeno Federico en este país ha sido el atreverse a hacer lo que nadie: una apuesta periodística absolutamente al margen de todos los partidos políticos». Para la COPE, donde ha sido tertuliano puntal, todo son buenas palabras. También para Nacho Villa, el sustituto de Losantos: «Tengo una estupenda relación. Nacho es un periodista altamente profesional y, por tanto, puede enfrentarse muy bien a ese proyecto.» No quiere ni oír hablar de traición.
Va usted a llevar un programa nocturno en la nueva es.Radio. Cuéntenos un poco…
El programa va a ser de una y media a tres de la madrugada. Es un programa de rock and roll. El título es “Después de todo”. Mi idea es coger el gran periodo de la historia del rock and roll, del 63 a principios de los setenta, y sobre esa área es un poco repasando los fantasmas, las representaciones, el imaginario,…
¿Usted solo o en compañía?
Solo, aunque naturalmente procuraré traer gente al programa para hablar, conversar. Se trata de hacer la reconversión del imaginario estético y musical de una época.
¿Lo va a compaginar con la labor de tertuliano en los otros programas de la nueva cadena de radio?
Está todo por planificar todavía, aunque, en principio, la idea es ésa: mantener la presencia en las tertulias políticas. Pero hacer el programa de música es lo que de verdad me apetece porque es, de algún modo, desengrasar un poco de esta cosa plúmbea que es la política diaria en este país, que tiene esta sensación de repetición, de que todo es siempre lo mismo.
¿No va a seguir colaborando con la COPE?
Sí, por completo. Para mí la radio nunca fue un proyecto, yo nunca pensé que fuese a acabar haciendo radio. Cuando hace seis o siete años Federico Jiménez Losantos me llamó para colaborar con ellos yo lo primero que le dije: yo no he hecho nunca esto, no sé si funcionará o no funcionará.
Y funcionó…
Fue una apuesta de un amigo. Estos años han sido unos años estupendos. De la COPE no puedo decir más que cosas buenas, han sido unos años extraordinarios. Yo estoy convencido de que hemos hecho una labor estupenda y en la que, todo hay que decirlo, hemos contado con una libertad de funcionamiento absoluta. Pero para mí, sobre todo, han sido años de amistad con Federico y con todo un grupo de gente con la que realmente me siento muy unido.
Usted, entonces, con su amigo…
Desde el momento en el que Federico decidió montar la nueva radio yo tuve claro es que yo, a mis años, lo único a lo que aspiro es a estar en sitios donde esté con amigos y donde esté lo más agradablemente posible.
¿Cómo ha vivido la despedida de Losantos y Vidal de la COPE?
Con una gran normalidad. Hemos seguido haciendo el programa, básicamente, como lo hemos hecho siempre. Yo pienso que el síntoma más inequívoco una buena puesta radiofónica, comunicativa, ha sido el hecho de que hayamos concitado contra nosotros la unanimidad de todos los partidos políticos. Ésa es la apuesta ética, o debería de ser, de cualquier medio de comunicación. La prensa, los medios, tienen que ejercer su análisis desde un absoluto distanciamiento de toda posición partidista. Yo pienso que uno de los lastres que arrastra la democracia española, y no de los menores, es la anómala amalgama que se produjo en el momento de la Transición entre la esfera de la política organizada y la esfera de la prensa.
¿Y Losantos ha roto con eso?
Federico en estos años, con independencia de que guste o no guste, de que te guste el estilo o no te guste,… La importancia del fenómeno Federico en este país ha sido el atreverse a hacer lo que nadie, o prácticamente nadie se ha atrevido a hacer: una apuesta periodística absolutamente al margen de todos los partidos políticos. El síntoma de que eso ha sido acertado ha sido la unanimidad que se ha producido entre todos los partidos para tratar de quitar de en medio a Federico.
¿Cree usted, entonces, que “la propiedad” no ha resistido ese no apego a ningún partido del que nos habla?
Absolutamente. Si es que eso es lógico. La empresa se encuentra con un comunicador de un éxito de audiencia absolutamente extraordinario pero que, al mismo tiempo, produce el rechazo de todos los partidos políticos… Yo comprendo que para una empresa esto es muy duro. Sobre todo en este país.
Losantos ha dicho que este último año ha sido complicadísimo, que se quedó porque se lo pidió expresamente Rouco Varela, pero que él hubiese preferido dejar la COPE hace un año…
Es cierto. Federico pensó retirarse hace un año.
Se despidió sin aspavientos, diciendo que los de Teruel ni lloran ni se emocionan. ¿Usted, que es su amigo y le conoce bien, confirma que esto fue así o fue pura fachada?
Las emociones uno tiene que guardárselas para el ámbito privado. Naturalmente que todos nos emocionamos, pero es cierto que la exhibición pública de los afectos, de lo emotivo, tiene siempre un elemento obsceno que yo creo que hay que evitar.
Pero, usted, como amigo, ¿cómo le ha visto este último año que dice que no lo ha pasado bien?
Yo le he visto muy bien. Ha sido muy duro, pero le he visto muy bien. Como sucede siempre en estas cosas, cuando la tensión se acumula durante tanto tiempo, cuando llega el momento de que la resolución se produce – con independencia de que sea dolorosa, y yo creo que ha sido la resolución dolorosa, aunque muy cortésmente hecha por ambas partes- queda el alivio: muy bien, se acabó, ahora toca empezar otra cosa. En las últimas semanas he visto a Federico extraordinariamente bien.
¿Con ánimo por el nuevo proyecto?
Con mucho ánimo. La idea de empezar un nuevo proyecto desde cero tiene siempre un elemento de fascinación muy grande.
¿Cree usted que la COPE se arrepentirá más pronto que tarde de haberse desprendido de él?
Nunca jamás hablaría en términos de arrepentimiento. Yo pienso que lo que ha sucedido es una catástrofe, un desastre, para todos. Y cuando me refiero a todos no me refiero a las partes, sino a este país, en el sentido que decía antes de que Federico había sido un lujo, una anomalía completa en el periodismo español de los últimos años. Era un elemento de aire en un periodismo demasiado afiliado a una u otra posición política.
¿Una catástrofe?
Yo creo que es un desastre para todos, porque la función que ha tenido esa radio estos años yo creo que ha sido extraordinaria. Yo lo lamento. Pienso que no es bueno que un trabajo se trunque. Todos hemos hecho las cosas lo mejor que hemos sabido hacerlo. Pero yo pienso que todo el mundo puede cerrar este ciclo con un sentimiento de orgullo de lo hecho, sin más.
La cadena COPE ha anunciado ya que Nacho Villa va a ser el sustituto en La Mañana se seis a diez. ¿Qué opinión tiene de este periodista?
Con Nacho Villa tengo una estupenda relación. Es un periodista de muy alta calidad. El trabajo que ha hecho en los informativos ha sido estupendo. La coordinación que ha existido durante estos años entre las tertulias de la mañana y la de la noche y la programación de informativos ha sido esencial. Sin una coordinación entre estas dos cosas nada hubiese podido funcionar racionalmente.
¿Cómo cree que va a llevar el programa que deja Losantos?
Nacho es un periodista altamente profesional y, por tanto, puede enfrentarse muy bien a ese proyecto.
¿En el entorno de Losantos, o en el propio Losantos, hay una sensación de traición por parte de Villa?
Yo nunca utilizaría un término de ese tipo. A mí me parece que esos términos valorativos no permiten entender nada. Yo creo que todo el mundo, en un momento determinado, tiene que apostar. Naturalmente, cuando apuestas sabes que puedes acertar o equivocarte, y aquí todos hemos apostado. La ventaja en este caso es que, yo creo, nadie ha engañado a nadie y todo el mundo ha apostado de un modo claro, explícito y transparente. Y los que nos equivoquemos, pues el error será nuestro.
