PROGRAMA DEL 18 DE JUNIO DE 2019

El Quilombo: «Los populistas como Colau creen de verdad que los independentistas son la raza superior»

Otra furibunda izquierdista radical que ha descubierto la violencia que engendra el odio del separatismo. Otra tertuliana fanática de las que iba por los plató repartiendo carnets de demócratas y señalando a los fascistas a 400 euros la tertulia.

Cristina Fallarás se mostró desolada ante las cámaras de ‘Tot es Mou’ de TV3 para condenar los botellazos, las pitadas e insultos machistas a los ediles electos del Ayuntamiento de Barcelona que cruzaron la plaza Sant Jaume para participar en la tradicional recepción oficial que se celebró en el Palau de la Generalitat tras el pleno de investidura de Ada Colau. La plaza Sant Jaume fue testigo de una auténtica batalla campal de los separatistas de ERC contra los comunes de Colau. Esta vez no pueden culpar a VOX, a la derecha trifálica o al machismo heteropatriarcal: porque han sido los propios independentistas ante los que la izquierda radical siente mucho complejo.

“Cruzar la plaza con centenares de personas gritándonos putas, guarras y zorras. Esto fue también la investidura de ayer”. Así relata Laura Pérez, concejal de Barcelona en Comú, el trayecto que la comitiva municipal hizo entre el Ayuntamiento y la Generalitat, en medio de insultos y abucheos de radicales independentistas.

Fallarás se ha mostrado consternada ante «el odio visceral» que se vio en Barcelona. Incrédula, dijo ante las cámaras de TV3 que ella siempre había apoyado una forma de hacer política a la catalana en contra de la española. Suponemos que Fallarás se refiere a una forma más bestia, cavernaria y fascista. Sorprende ver cómo la izquierda radical le ha comprado al nacionalismo hasta la trola del ADN de la raza superior, aquello que Artur Mas resumió diciendo que los catalanes tenían un cordón umbilical más germánico y menos romano, es decir, menos hispánico.

Fallarás descubre al fin que el separatismo destila odio y expropia el espacio público de los catalanes. Son los mismos que ante los asesinatos de las Ramblas pitaban no al ISIS sino al rey Felipe VI. El odio a España lo cubre todo y la izquierda populista hará lo que sea por contribuir a la causa. La prueba es que lo primero que hizo Colau una vez reelegida ha sido colgar el lazo amarillo en balcón del Ayuntamiento para agradar a los mismos que minutos antes la llamaban puta, guarra y zorra. Una muestra del síndrome de mujer maltratada que tiene el populismo con el separatismo.

Conviene recordar que Colau llamó “rancios” a los manifestantes de VOX en marzo de 2019, agredidos, por fuerzas de choque de los CDR. «Yo lamento que haya incidentes sobre todo porque creo que es lo que estaban buscando los que se manifestaban de extrema derecha, creo precisamente que ellos quieren buscar siempre la confrontación y creo que es seguirles el juego”. Es decir, que se lo tenían merecido. Ahora han vivido la violencia en sus carnes. Les han dado de su propia medicina. Y se han quedado perpeplejos porque pensaban que nunca les iba a tocar a ellos. El independentismo les ha recordado quién manda.

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