LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

¿Por qué no te callas? Zapatero deja bizca a la democracia española con su guiño a Junqueras y demás patulea golpista

Álvaro Martínez: "Muy mala noticia supone que Zapatero quiera involucrarse a fondo en encontrar una solución a algo, lo que sea"

¿Por qué no te callas? Zapatero deja bizca a la democracia española con su guiño a Junqueras y demás patulea golpista
Oriol Junqueras y José Luis Rodríguez Zapatero.

Es hablar José Luis Rodríguez Zapatero y subir inmediatamente el precio del pan. El expresidente del Gobierno de España se pronunció el 25 de junio de 2019 en la separatista Rac 1 sobre los golpistas y la posibilidad de otorgarles el indulto, en el caso de que estos lo pidiesen. Obviamente, aunque no en la cantidad esperada, hay tribunas que este 26 de junio de 2019 le meten un buen repaso al socialista por su verborrea y por unas intenciones que no parece que sean espontáneas, precisamente.

Álvaro Martínez, en el diario ABC, asegura que la injerencia de ZP supone una de las peores noticias:

Ya le tenemos aquí enredando de nuevo, liando todo un poco más y poniendo su granito de arena para que el embrollo del lazo sea un poco más agudo. Ayer pidió a los magistrados del Tribunal Supremo que su sentencia «no comprometa el diálogo», en lo que supone una intromisión incalificable en la labor de los jueces. Y ya lanzado, y por si la cosa se pone fea para los reos, dijo estar a favor de que el Gobierno de Sánchez valore un posible indulto para unos individuos acusados de gravísimos delitos contra el Estado, no de robar cuatro gallinas en una masía de Gerona. “Y no digo más sobre el asunto –remató– para que no me digan: ya está aquí este listo”. Descuide que nadie dirá eso.

Asimismo, el columnista del diario de Vocento afea al exmandatario que olvide tan pronto su papel institucional al que le obliga su condición de expresidente del Gobierno de España:

Muy mala noticia supone que Zapatero quiera involucrarse a fondo en encontrar una solución a algo, lo que sea. No solo por el mencionado currículum de fracasos estrepitosos que presenta en su actividad como mediador, sino porque es evidente que supone una intromisión en una tarea que en la esfera penal corresponde a los jueces del Tribunal Supremo, y en la política, al Gobierno de España y a sus Cortes Generales. Su conversación telefónica con el preso Junqueras supera su pamplinera condición de “militante del diálogo y el entendimiento con Cataluña”, supone una injerencia lamentable que consolida su papel de engreído metomentodo (qué boda sin la tía Juana) que ha olvidado el rol institucional, residual pero innegable, que conservan quienes han ocupado la segunda magistratura del Estado. Con él empezó todo y con él puede que ahora nos comiencen a crecer los enanos del circo que él y Artur Mas inauguraron hace ya trece años.

Santiago González, en El Mundo, recordaba como el inane Zapatero se despachaba con un guiño hacia los golpistas:

Ayer mismo, este hombre era entrevistado en Rac1, una contribución radiofónica del conde de Godó a lo mismo que contribuye La Vanguardia en la prensa escrita. Y el tipo ha confesado haber mantenido una conversación telefónica con el golpista Oriol Junqueras, mientras este espera la sentencia del Tribunal Supremo por los hechos de 1 de octubre de 2017. Y ya puesto, se ha dedicado a repartir tarea a todo el mundo: “Respetando al Tribunal Supremo” le hace saber que la sentencia no debería comprometer el diálogo, que es, en su infundada opinión, la única forma de atajar el conflicto catalán. “Pasqual, apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña”, dijo en noviembre de 2003 en el Palau Sant Jordi, abriendo la puerta a todo esto y a la deriva enloquecida del PSC.

El editorial de este mismo rotativo critica la intromisión del expresidente:

En declaraciones a la emisora Rac-1 también habló de indultos, mostrándose partidario de otorgarlos en caso de condena –señalando así a Pedro Sánchez cuál debería ser la estrategia política– y dijo desear, en lo que no puede interpretarse sino como un claro mensaje a los magistrados del Supremo, una sentencia que «no comprometa el diálogo» y «que nos permita recuperar la necesaria y saludable convivencia». Es intolerable que un ex presidente del Gobierno se entrometa de esta forma en el funcionamiento de la Justicia, despreciando la independencia de los jueces marcándoles el paso. Pero también resulta sorprendente su desprecio al Estado de derecho. Los intereses partidistas no pueden estar nunca por encima de la ley, que en democracia marca los límites de lo que es o no posible. Y sería una estafa a los ciudadanos deshacer con bastardas decisiones políticas lo que con tanto esfuerzo y determinación han ido elaborando los jueces y fiscales.

El Mundo le recuerda a Zapatero lo obvio, que el procés no ha terminado y que sus principales promovedores no han reculado un ápice y aseguran que volvería a hacer lo mismo:

Zapatero, al que parece no bastarle su inicuo papel de mediador en Venezuela, ignora intencionadamente que el procés no ha concluido y que los independentistas no han depuesto su desafiante actitud. El lunes el presidente del Parlament, Roger Torrent, hizo un llamamiento a la movilización popular para condicionar a los magistrados del Supremo. Además, ayer mismo, justo cuando el Gobierno anunció un recurso contra la reapertura de ocho embajadas catalanas, en una clara muestra de provocación la Generalitat abrió tres nuevas delegaciones en el extranjero: en México, Túnez y Argentina. Por último, en el frente municipal, Ada Colau ha puesto a disposición de Òmnium los espacios publicitarios en el metro y los autobuses de Barcelona para que la organización independentista difunda su campaña de presión al Supremo: «Lo volveremos a hacer». Esperemos que Pedro Sánchez no siga la senda marcada por un Zapatero que, en sus años de presidente, alentó con su irresponsabilidad política el discurso de los independentistas.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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