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Cristina López Schlichting, desde las páginas de La Razón de este 6 de julio de 2019, le mete un buen viaje tanto a Vox como a Ciudadanos por su postura infantil de no llegar a acuerdos ni en Madrid ni en Murcia mientras que el PSOE les sigue madrugando la merienda y pactando con todo bicho viviente, ya sean golpistas, podemitas o bilduetarras.
Apunta la también directora del ‘Fin de semana’ (COPE) que:
Los de VOX dicen que no hay gobierno en Murcia porque los de Ciudadanos no les «ajuntan». Los de Ciudadanos no los tratan –o fingen que no los tratan– por razones electorales. Por ese difícil equilibrio para permanecer en un centro virtual, sin apoyar a Sánchez con la abstención, ni escorarse hacia Abascal.
Todo recuerda demasiado a las rencillas del cole y por eso las encuestas ponen la «preocupación por los políticos» en segundo lugar tras el temor por el paro. Sencillamente, no es de recibo esta inmadurez de los representantes. Anteponen sus posibilidades electorales al bien de los votantes.
Les recuerda a las formaciones de Santiago Abascal y de Albert Rivera que:
En Murcia o en la Comunidad de Madrid se dirime algo más que un trono. Los padres estamos pendientes de la posibilidad de elegir libremente centro de enseñanza. Los empresarios necesitan bajada de impuestos para contratar más. La maternidad precisa apoyo y estímulo. Es esto lo que importa.
Y les pone como ejemplo la voracidad de un PSOE dispuesto a todo y a pactar con quien sea con tal de fijarse en la poltrona:
El PSOE avanza poco a poco y con él una concepción intervencionista de la sociedad. Pedro Sánchez se permite anunciar próximas elecciones en noviembre porque sabe que los socialistas aplastarían a Podemos y podrían ponerse en 140 escaños. Entretanto banaliza su flirteo con separatistas, como ha ocurrido en Navarra.
Y sentencia con un consejo:
¿De verdad el centro derecha, por debilitado que se encuentre, es incapaz de anteponer las necesidades del país a sus rencillas de patio? Lo digo porque el votante se está desfondando y con ello se debilita peligrosamente la fe en el sistema. La solidez de la democracia está en juego.
