¡Qué difícil contener las lágrimas ante tamaña humillación a Podemos! Menos mal que estos eran los socios preferentes de Pedro Sánchez. “Nos están ofreciendo los ministerios de las chuches”, bromeaba una diputada podemita. Rufián lo resumía así: “Lo mejor que nos puede pasar a todos es irnos a dormir y reflexionar porque la amenaza es que Abascal sea ministro”.
En el diario pro-gubernamental están que no se lo terminan de creer. ¡Pero si estaba hecho! «El optimismo que trasladó la vicepresidenta Calvo el sábado pasado en La Sexta y que seguía dibujando el PSOE el domingo ha quedado totalmente diluido después del cruce del presidente con el líder de Podemos.
¿Qué podemos sacar en limpio de la sesión de ayer? Que Sánchez va intentar llegar hasta el jueves 25 de julio de 2019 sin haber negociado ni un ministerio con Podemos para forzarles a abstenerse. Tomen nota. Segunda vez que Sánchez se presenta a una investidura sin apoyos.
Como ha dicho El Mundo: «Es la actitud propia de alguien que entiende la política como un puro juego de poder, carente de programa y socios coherentes para llevarlo a cabo. Eso es un trágala con amenaza electoral. Y eso no es aceptable en buena lógica democrática».
Sánchez va de chulo perdonavidas primerio te llama fascista y luego te pide que te abstengas. Todo cuanto resiste a las doctrinas socialdemócratas es motejado automáticamente de fascista y entregado al escarnio y el escrache.
Si alcanza una mayoría para gobernar lo primero que hará Sánchez será proponer la reforma del artículo 99 de la Constitución para que no haya bloqueos como los hubo en 2015 y hay peligro de que pueda haberlos ahora. Es decir, cambiar las reglas de juego para que no tenga que perder el tiempo haciendo política.
Por cierto, interesante lo que dice David Gistau desde la tribuna de prensa del Congreso: «Ya que hablamos de actitudes, es inevitable referirse a la de la bancada azul. En particular, a los ministros que escoltan a Sánchez, desde Calvo hasta Marlaska, y que se esfuerzan por gamberrear la liturgia parlamentaria mofándose a mandíbula batiente de los adversarios y riendo entre ellos al pasarse memes y mensajes telefónicos. El propio Sánchez promueve ese comportamiento porque también le gusta ningunear a los oradores antagonistas riendo con grandes carcajadas los chistes que le cuentan al oído los amigotes de bancada como Ábalos. Uno llega a preguntarse si sabe dónde está y qué representa».
Los chistes acabaron cuando Iglesias dijo basta de tanta humillación y escarnio. Y ahí empezó el espectáculo.
