La ‘pestilencia’ informativa de Público sirvió al independentismo político y mediático para poco menos que acusar al Estado y al CNI de estar detrás de los atentados en Las Ramblas de Barcelona.
Gracias a la mercancía escacharrada de Público, el diario que financia el magnate Jaume Roures y dirige Ana Pardo de Vera, a la que Pablo Iglesias quiso colocar en RTVE tras la moción de censura, destacadas personalidades del independentismo y sus medios oficiales lanzaron una serie de acusaciones gravísimas en relación a los ataques yihadistas en Cambrils y la Ciudad Condal en el verano de 2017.
«Es un escándalo gravísimo. Exigimos responsabilidades al gobierno español y que se asuman las más altas responsabilidades», decía el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, en un tuit donde enlazaba a la ‘noticia’ de Público, donde el titular era que ‘El cerebro de la masacre de Las Ramblas fue confidente del CNI hasta el día del atentado’.
La Consejera de Presidencia del Gobierno catalán, Meritxell Budó, utilizó la mercancía averiada del digital de Roures para enviar una carta a Carmen Calvo y a la ministra de Defensa Margarita Robles «demandando transparencia» por las «preocupantes informaciones publicadas por Público».
En el colmo del delirio, el consejero de Exteriores Alfred Bosch se dirigió incluso a la diplomacia extranjera. Y la exdiputada y dirigente de la CUP Mireia Boya (abstenerse los de las rimas fáciles) acusó directamente al Estado de haber organizado los atentados.
Entre los medios nacionales, solo Risto Mejide, catalán él, de gustos independentistas porque lo ‘progre’ y lo guay no permite ser un patriota español, que eso es muy carca, aunque él prefiera jugar a la ambigüedad que para eso trabaja y cobra de un medio ‘español’, dio cobertura a la pestilencia de Público. Pero los medios oficiales del independentismo, las públicas catalanas y vasca TV3 y ETB, también recogieron el asunto.
Pero para desgracia de todos ellos, una investigación más seria de La Vanguardia, afirma que los datos fueron obtenidos a posteriori y que niegan tajantemente el seguimiento del CNI.
Según el rotativo catalán, el CNI no tuvo monitorizados los teléfonos de los terroristas antes de los atentados y la identificación fue siempre a posteriori.
