LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Pedro Sánchez es un hombre de poco fiar hasta con el reloj y le hace todo un real desplante a Felipe VI

Luis Ventoso: "Sánchez desconoce los elegantes parámetros de la cortesía a la británica"

Pedro Sánchez es un hombre de poco fiar hasta con el reloj y le hace todo un real desplante a Felipe VI
El Rey Felipe VI, harto de los desplantes del presidente del Gobierno en funciones.

Le da lo mismo ocho que ochenta. Su único objetivo es seguir adherido al precio que sea a la poltrona de La Moncloa. Lo demás no le importa. Y para demostrarlo, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, mantuvo la mañana del 7 de agosto de 2019 cerca de una hora esperando al rey Felipe VI.

Obviamente, con un panorama en el que impera la provisionalidad en materia gubernativa, este despacho veraniego en Marivent (Mallorca) no era uno más, sino que tenía la importancia de saber en qué estado se encontraban las negociaciones del líder del PSOE para intentar conformar un nuevo Ejecutivo tras su fallida investidura del 23 y 25 de julio de 2019.

Sin embargo, Sánchez optó por anteponer sus reuniones de autobombo y este 8 de agosto de 2019 varias editoriales y columnistas afearon su actitud de dejar plantado más de 50 minutos al monarca.

Así, ABC le pega un primer repasito al creador del ‘no es no’:

Como ya es costumbre en un hombre poco de fiar hasta con el reloj, Pedro Sánchez volvió a llegar tarde a su cita de ayer con el Rey en el Palacio de Marivent de Palma. Si el año pasado se retrasó diez minutos, este miércoles fueron cincuenta. Y si para su primer intento de formar Gobierno se demoró tres meses, nadie se atreve a calcular cuánto va a tardar ahora en arrancar la segunda intentona. Sin que La Moncloa fuera capaz de justificar el retraso, parece descartado que el presidente del Gobierno en funciones – en medio de sus citas propagandísticas con «colectivos» y «asociaciones» civiles de media España– esté ultimando un plan para evitar nuevas elecciones.

Luis Ventoso tampoco le va a la zaga al suelto editorial de su diario:

Cualquier presidente que tiene que tomar un avión para verse al mediodía con el Jefe del Estado, lo que hace es despejar la mañana de compromisos para preparar bien la reunión y llegar a ella con una mínima antelación que evite desaires. Además el encuentro era importante, pues se iba a hablar del grave desgobierno que sufrimos (en gran medida, por cierto, por la petulancia del propio presidente en funciones).

Pero Sánchez desconoce los elegantes parámetros de la cortesía a la británica. Antes de tomar el preceptivo Falcon, programó uno de esos chocarreros encuentros preelectorales que mantiene con lo que llama «la sociedad civil». En ellos sienta a sus interlocutores bajo unos cartelones propagandísticos, donde reza en capitulares: «Por un Gobierno progresista». (¿Se imaginan la que se habría armado si cuando Rajoy estuvo en similar tesitura hubiese iniciado rondas de autobombo semejantes, utilizando para sus intereses partidistas el aparato del Estado, hablando solo con los de su cuerda y con pancartas de «Por un Gobierno conservador»?).

Fernando Rayón, en La Razón, habla de Pedro y el Rey y cuenta por qué pone al presidente en funciones por delante del monarca:

No, no me he equivocado. No es el Rey y Pedro, sino Pedro y el Rey. El que está en funciones por delante, para que todos sepamos quien manda. Por eso se permite hacer esperar a don Felipe 50 minutos, achacarlo el retraso a su reunión con agentes del sector de la industria y turismo, como si la culpa la tuvieran ellos; o aprovechar el viaje a Mallorca para entrevistarse tras la comida con el monarca, con Francina Armengol, presidenta balear.

Arcadi Espada, en El Mundo, masacra a Sánchez, al que llama el «inescrupuloso»:

Vi ayer al Inescrupuloso al salir de la audiencia con el Rey. A la que acudió con una hora de retraso, por atender a diversos compromisos electorales con la que llama sociedad civil. Allí, ante los medios, desgranó el que será su primer mensaje de campaña: estas elecciones nunca debieron celebrarse. El Inescrupuloso no va a alterar su naturaleza a la hora de los argumentos y, sin mover más músculo que los relacionados con la voz –siempre un poco cansina: la única traición que se permite ese hermoso aparato de mentir–, dijo que habrá elecciones porque la derecha impide que haya un gobierno de izquierdas. De qué bárbara derecha dispone España, ciertamente.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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