Ya lo dice el clásico, que en España no cabe un tonto más, pero viendo como funcionan los magines de algunos responsables autonómicos de las áreas de Educación todo hace indicar que sí, que aún existen huecos más que suficientes para albergar a más miembros en ese club de mamarrachos.
El director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, que engloba a más de 800 editoriales, ha denunciado los caprichos que existen en las diferentes comunidades autónomas a la hora de reclamar contenidos específicos a su realidad en los libros de texto:
Las comunidades autónomas presionan para colar sus caprichos territoriales en los libros de texto. Cada una tiene su manía y es una falta de respeto a la libertad de cátedra. Nos lo dicen en las reuniones, porque no se atreven a ponerlo por escrito. Muchas veces no les hacemos caso, porque son cosas absurdas.
Entre las ‘perlas’ que se le pasan por la cabeza a los responsables regionales de educación están disparates como que en la Generalitat catalana están empeñados en utilizar en los libros de Historia el término ‘Corona Catalanoaragonesa’. Ávila añade que:
Cataluña nos pidió que hablásemos de Wifredo El Piloso, no el Velloso, y no de los Reyes Católicos; Canarias, como no tiene ríos, quiso que les diésemos importancia y suprimiésemos la frase: ‘Los ríos son grandes lugares de asentamiento y civilización’; La Comunidad Valenciana pretendía censurar un libro de Fernando Lázaro Carreter que sostenía que el valenciano era un dialecto del catalán; Andalucía se enfadó porque a un libro de Música le faltaba citar el tambor rociero; o en Castilla-La Mancha nos dijeron que adaptáramos ‘a la realidad autonómica’ un libro de la FP sobre las cajas de cambio de los vehículos.
