Ya lo dice el clásico, que en España no cabe un tonto más, aunque siempre habrá quien se abra paso a codazos para figurar en la instantánea de mamarrachos que, desde su privilegiada atalaya política, trate de enredar en la vida cotidiana de los ciudadanos.
La tontuna viene esta vez desde el País Vasco. El Ejecutivo del peneuvista Urkullu no quiere viviendas con cocinas minúsculas porque entiende que son una amenaza para la convivencia y un riesgo para las mujeres.
Así, las futuras viviendas que se construyan en esta comunidad, según la Consejería de Vivienda del Gobierno vasco y cuyo titular es el socialista Iñaki Arriola, tendrán que tener un mínimo de siete metros cuadrados útiles.
El argumento esgrimido es que a más espacio, mayor posibilidad de que una pareja comparta y conviva en ese espacio, se relacione en él y evite un aislamiento de quien esté cocinando que, habitualmente, suele ser la mujer.