Fernado Sánchez Dragó no se anda por las ramas y cuando tiene que decir algo lo suelta con su estilo irónico y elegante.
A nadie se le oculta la preferencia política del escritor y columnista de El Mundo, que este 29 de septiembre de 2019, lanza un ruego al que considera su líder, el presidente de Vox.
Abascal me lo pone difícil. El año pasado fui al mitin de Vistalegre. Me sentaron en la segunda fila, detrás del Alto Estado Mayor, y media España se enteró. Siempre me ha gustado que me silben los oídos, pero ahora, con la edad, me estoy quedando un poco sordo y prefiero el silencio a la algarabía. Que los fachas de izquierdas me llamen facha de derechas tiene su lógica, pues se lo llaman a todo el que no comparte sus ideas, pero cansa un poco, la verdad. El día en que Vox dio por hecho un futuro espaldarazo electoral que después se quedó en mohíno premio de consolación me juré a mí mismo que nunca volvería a asistir a un mitin, lo organizara quien lo organizase. ¡Menudo coñazo, con todo dios berreando consignas sin parar!
Reconoce que ya incumplió su promesa:
Un par de meses después ya había faltado a mi palabra, pues fui a los de cierre de campaña del PP y de Vox en las elecciones andaluzas, pero lo hice por necesidades del guión del libro que entonces iba a escribir. Y ahora, convocada ya la segunda edición de Vistalegre y decidido yo a pasar de largo ante ella, me entero de que los heraldos abascalinos han propuesto en el Congreso cosas tan sensatas como revertir algunos de los nombres de las calles recientemente modificados al abrigo de la Ley de Memoria Histórica, derogar cuanto antes la citada ley por atentar contra la libertad política, de pensamiento, de investigación y de cátedra, sellar de una vez por todas las fronteras de Ceuta y Melilla para que dejen de ser coladero de ilegales y supuestos refugiados por nadie perseguidos, y negarse a condenar el franquismo y la guerra civil para que la historia vuelva a ser coto de estudio reservado a los historiadores.
Le espeta al líder de Vox lo siguiente:
¡Hombre, Santi! ¡No me fastidies! ¡No te salgas con ésas, porque si lo haces, tentado por la cordura de tales propuestas que no responden a ideología alguna, sino a los dictados del sentido común, voy a tener que personarme el 6 de octubre en Vistalegre en contra de mis deseos!
Y casi le pide de rodillas que:
Ten piedad. Prométeme que no me darás trato de Vip para que no vuelvan a silbarme los oídos o, mejor aún, ordena a tus chicos que antes digan alguna barbaridad. Por ejemplo: que el 11 de noviembre os sumaréis a los manejos del tricentrito socialdemócrata para que todo el país vuelva a estar en manos de un partido minoritario al que en las últimas legislativas sólo votó una persona de cada cinco. Basta con eso para que me quede en casa sin necesidad de ponerme tapones en los oídos.