Bien está que ahora uno de los ‘esbirros’ de Jaume Roures llame «hija de puta» a una cupera, concretamente a Mireia Boya. Pero Chema Crespo, que así se expresó ante un repugnante tuit de esta miembro de las CUP, debería recordar que su jefe, el empresario Jaume Roures, ha compadreado sin disimulo alguno con el separatismo y, especialmente, le ha hecho el caldo gordo a estos antisistemas golpistas.
Sabeu perfectament que aquests joves als carrers no són grups violents, són els vostres fills, filles, nets, nebots, que han perdut la por i es defensen de la violència policial. Són allà demanant un futur digne. Parleu-hi i veureu.
— Mireia Boya Busquet (@yeyaboya) October 16, 2019
Roures, como buen millonario rojo, pero que quiere poner los huevos en varias cestas, reparte sus afectos entre el populismo de Podemos y el secesionismo catalán (en 2012 reconoce que votó a las CUP), ofreciendo interesada cobertura a unos y a otros ante la pasividad -todo hay que decirlo- de los distintos gobiernos que han dado alas a su entramado empresarial. La retroalimentación de intereses entre el independentismo, el populismo podemita y el empresario favorito de ambos, Jaume Roures, piedra angular de un inquietante y complejo entramado político, económico y mediático, no es una sospecha, sino una absoluta realidad.