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Pablo Iglesias, como toda la cohorte de Podemos, tiene el santísimo papo de ir dando lecciones allá donde va, pero olvidando lo esencial, que antes de impartir liturgia y señalar con el dedo a pecadores, igual debería de mirarse a sí mismo. Sobre todo si el sermón que va a soltar está referido a la cuestión inmobiliaria.
La noche del 26 de octubre de 2019 el líder del partido morado fue entrevistado en ‘laSexta Noche‘ y, como no podía ser de otra manera, se abordó la polémica iniciada por Irene Montero al acosar en redes sociales a la dueña de un piso por pretender subirle el alquiler a una familia, pero ocultando un dato esencial, que esa propietaria había congelado la subida de precio de la renta mensual durante más de una década.
Iñaki López, muy en su línea, no pudo frenar a un Iglesias que encima sacó su cara más chula y prepotente, amén de hacer un ejercicio de desmemoria del tamaño de su casoplón de Galapagar.
¡Ojo al primer argumento que suelta el de Podemos para justificar que se señale a la dueña de un piso o de varios!
Esta señora es propietaria de 17 pisos. Es alguien que se dedica al negocio inmobiliario, no vaya a ser que alguien piense que es una persona que solo tiene esa vivienda o que es su segunda residencia y que la necesita para vivir. ¿Lo de subirles el 30% (de 1.000 a 1.300 euros) es para conseguir echarles?
Y la guinda la pone cuando el tibio presentador le recuerda que este acoso en las redes, señalando con nombres y apellidos a la propietaria, puede ser acoso, contesta con toda la chulería del mundo:
¡Qué presente la denuncia en un tribunal y que un tribunal nos condene por coacciones si es que hemos cometido algún delito!
