La reciente resolución de la CNMC con la que el organismo que dirige el casi defenestrado y muy criticado por numerosos sectores económicos del país, José María Marín Quemada, pretende sancionar con más de 77 millones de euros a Mediaset y Atresmedia, ha servido para poner en evidencia algunas de las claves más ocultas e interesadas de los que realmente campan a sus anchas en el Regulatorio: Unidad Editorial, Vocento y el “empresario” Blas Herrero.
Tanto Atresmedia como Mediaset se caracterizan por arriesgar cada día su dinero en el negocio audiovisual, con el que también crean cada día una real y amplia industria televisiva con decenas de miles de puestos de trabajo en juego. Pero la CNMC aplica un doble rasero a la hora de cumplir con su obligación de vigilar y regular el panorama televisivo, porque a estos dos grupos los pone bajo su escrupulosa lupa, mientas que con Unidad Editorial, Vocento y Blas Herrero esta lupa se desintegra sospechosa y misteriosamente.
Resulta que esta ‘banda’, que imponen sus designios a Quemada, ha saltado automáticamente para ponerse de su lado porque tienen que protegerle por los servicios prestados tras conseguir las mismas licencias televisivas que poseen Mediaset y Atresmedia, pero con las que han fracasado rotundamente al explotarlas: simplemente no han sabido competir para atraerse a los anunciantes porque a las marcas no les interesó lo más mínimo sus propuestas televisivas, en libre competencia con el resto de cadenas.
La solución que buscaron fue simple y bastarda: en vez de devolver las licencias al Estado, las realquilaron a canales extranjeros. Y, con la aquiescencia del Regulador e incumpliendo la normativa del concurso audiovisual, Unidad Editorial, Vocento y el “empresario” Blas Herrero se llevan, por su alquiler, un dinero curioso sin arriesgar nada, sin competir como los demás en el mercado publicitario y sin crear estructura industrial televisiva alguna.
De las TDT del mercado actual sólo tienen capital español Real Madrid TV, 13TV (Conferencia Episcopal) y TEN (Grupo Secuoya), el resto de canales están mayoritariamente en manos extranjeras conseguidos a través de estos alquileres cuyas parrillas tienen un atractivo nulo o ninguno para las marcas, como así lo demuestran diariamente los índices de audiencias del sector.
•Unidad Editorial: DMax y Gol (Mediapro)
•Vocento: Paramount Channel y Disney Channel
•Blas Herrero: DKiss (Discovery)
Por último, y no menos importante, esta supuesta liberación de publicidad, es decir, de dinero, que persiguen con la sanción de la CNMC a cuenta de sus estrategias publicitarias iría a parar a los países de origen de estas multinacionales. Lo que viene a desvelar otra de las claves que oculta la banda de la CNMC y que también demuestra el poco respeto que Unidad Editorial y Vocento tienen hacia sus lectores al “olvidar” mencionar en sus informaciones todas estas pequeñas minucias.