‘EL ENIGMA’ SOBRE LA FIGURA DEL HOMBRE EN LA SOMBRA DEL PRESIDENTE

¿Qué ocurre ahora con Iván Redondo? El jefe de gabinete de Sánchez salva la cabeza de los afilados cuchillos de sus enemigos en el PSOE

"Mientras algunos socialistas actualizaban su LinkedIn soñándose con el despacho a la vera del poder, Redondo telefoneaba al jefe de gabinete de Iglesias"

¿Qué ocurre ahora con Iván Redondo? El jefe de gabinete de Sánchez salva la cabeza de los afilados cuchillos de sus enemigos en el PSOE
Simancas, Iván Redondo, Alberto Garzón, Irene Montero y de espaldas, Iglesias. PD

Si Iván Redondo se había convertido en la pieza clave de toda la estrategia marketiniana y estratega de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno (lo ficha como jefe de gabinete en su llegada a La Moncloa), la figura del asesor podría haber sucumbido en la nueva era que se abría en la política nacional. Pero no…

La pluma de Pedro Vallín reflexiona en La Vanguardia al respecto este domingo 17 de noviembre de 2019, asegurando que en el PSOE son muchos los que intentaron colgarle el sambenito del varapalo electoral del 10-N, pero que Redondo podría haber esquivado esta batería de misiles gracias a un movimiento rapidísimo y eficaz: el nuevo acuerdo de Gobierno con Podemos.

A nadie se le escapa que Redondo levantará tantas simpatías como antipatías dentro del PSOE, como poco, porque es alguien foráneo traído a dedo por el líder, y ya sabemos cómo se las gastan los militantes y miembros de un partido: no hay peor rival que el compañero.

Destaca el periodista que Iván Redondo confunde a muchos en el PSOE por su perfil meramente técnico, pero destaca que es esa una virtud. De esta forma, narra cómo se produjo la llegada irremediable a las nuevas elecciones del 10-N:

A pesar de que Redondo informó de que los sondeos disponibles a esas alturas, elaborados por su colaborador Jaime Miquel, desaconsejaban repetir elecciones, la corriente bipartita se impuso, y Sánchez abrazó la hipótesis del nudo corredizo: si Iglesias no cedía, sucumbiría en unas elecciones de las que sería considerado el responsable. Los números decían otra cosa ya entonces: la mayoría de la población culpaba al presidente de la falta de acuerdo de investidura. Iglesias no se rindió, y Redondo se puso, junto al ministro José Luis Ábalos, al frente de la estrategia de campaña. La hipótesis salvadora era que, ante la inestabilidad, los votantes de Ciudadanos y la masa de indecisos apostarían por una opción de orden, girando ostensiblemente al PSOE hacia el centro.

La jugada salió más o menos como todo el mundo preveía pero como nadie se atrevía a aceptar, y mientras muchos afilaban el cuchillo en la ejecutiva del lunes postelectoral, Iván Redondo estaba a mejores quehaceres. Quizás, los que le han salvado la cabeza esta vez:

No había tiempo que perder, y el lunes, mientras algunos socialistas actualizaban su LinkedIn soñándose con el despacho a la vera del poder, Redondo telefoneaba al jefe de gabinete de Iglesias. Ningún ministro supo de la operación hasta el día siguiente. Cuando estuvo hecha.

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Autor

José Pablo González

Licenciado en periodismo en 2010 por la Universidad Complutense de Madrid. Canterano del diario ABC, en Periodista Digital desde 2013, actualmente es redactor-jefe. 

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