Javier Bardem cumple a rajatabla el catecismo del perfecto comunista de pegatina que no es otro que los demás deben hacer lo que ellos digan y no lo que ellos hagan.
El actor, que se plantó en la manifestación del 6 de diciembre de 2019 con motivo de la COP25 de Madrid para insultar al presidente norteamericano, Donald Trump, y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, a los que insultó al grito de «estúpidos» por ser considerarlos como adalides de la contaminación climática, resulta que tiene motivos más que evidententes no solo para pedir disculpas, sino también para que no se sepa lo contaminante que llega a ser su día a día.
Bardem maneja uno de los todoterrenos más contaminantes del planeta, por no decir que es el más polución genera. Se trata de un vehículo de la marca Ford, el Lincoln Navigator, un coche que, ahora mismo, no podría circular por Madrid Central.
Entre las características técnica destacan que el vehículo posee un motor de 5,4 litros de cilindrada y consume 17 litros por cada 100 kilómetros, es decir, altamente contaminante.
VIAJES CONTAMINANTES
¡Y ojo, que no solo es el Lincoln Navigator! Resulta que junto a su mujer, la también actriz Penélope Cruz, realiza varios viajes entre Madrid y Los Ángeles. Cada viaje, de algo más de 9.000 kilómetros, suponen que emiten a la atmósfera unos 1120 kilómetros de dióxido de carbono.
O por no hablar de la propia Cruz, imagen corporativa de una conocida imagen de cruceros de lujo, uno de los medios de transporte más contaminantes del mundo, hasta cinco veces más que la cifra total de los vehículos que hay circulando por la España peninsular.
