LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Felipe VI provoca el soberano enmudecimiento de un Sánchez empeñado mimar a Junqueras

Luis Ventoso: "La respuesta de los socios de Sánchez al discurso del Jefe del Estado en realidad no deja margen alguno para el cacareado diálogo dentro de la legalidad"

Felipe VI provoca el soberano enmudecimiento de un Sánchez empeñado mimar a Junqueras
Felipe VI le sacudió la del pulpo a Sánchez por sus devaneos con la banda del lazo amarillo.

Coincidencia generalizada en las tribunas y editoriales de la prensa de papel de este 26 de diciembre de 2019, día de San Esteban, en el sentido de destacar las acertadas palabras del Rey Felipe VI durante su tradicional mensaje de Nochebuena.

Sin salirse de los límites que marca su papel institucional, el monarca fue muy claro a la hora de remarcar que todo lo que se haga en torno a la formación del Gobierno debe circunscribirse a la Constitución:

El editorial de El Mundo es muy claro a la hora de denunciar el silencio de PSOE y Podemos para valorar el mensaje del Rey Felipe VI:

Lo que llama poderosamente la atención es el silencio mantenido por PSOE y Podemos. Los socios de la hipotética coalición –y por ello primeros interpelados por el Rey– dejaron pasar el tiempo sin pronunciarse; cuando al fin salió Narbona, hizo un ejercicio de escapismo. Podemos se privó de atacar al jefe del Estado como otros años no porque Iglesias o Garzón hayan descubierto las ventajas de la monarquía parlamentaria, sino que camuflan su radicalismo para no malograr el poder que ya sienten tocar con los dedos. Expectativa que quita al sueño a la inmensa mayoría de españoles, como bien dijo el hoy silencioso Sánchez. El socio de ERC que no quiere darse por aludido.

Javier Redondo considera que el Rey estuvo atinado a la hora de no cargar frontalmente contra unos separatistas que esperaban un discurso más asertivo:

En su mensaje de Navidad, huyó del alarmismo y desposeyó al momento de su connotación de excepcionalidad. Una cosa es el riesgo y amenazas flotantes y continuas y otra el instante preciso en el que se produce el desafío y la bravata: el desenlace. Medir con precisión forma parte de sus atribuciones. No es un Pepito Grillo ni nuestra conciencia subjetiva. El Rey está en el punto de mira de al menos un socio del posible Gobierno y de buena parte de los colaboradores necesarios. Los supremacistas hubieran preferido un discurso más asertivo y más referencias explícitas a su suculento negocio para cebar su fábula y memorial de agravios –que canjean siempre por renovados privilegios–. Por eso el Rey atinó en sus omisiones tanto como en el eje sobre que vertebró sus palabras y, fundamentalmente, en su compleja, optimista y calculada composición.

Rafael Moyano entiende que el monarca dejó claro que él ya ha propuesto a un candidato a presidente y que ahora debe ser el Congreso quien le otorgue la confianza:

Y escarbando más en sus palabras, el Rey encabeza la enumeración de los problemas que sufrimos con un «vivimos tiempos de mucha incertidumbre». Pues eso, la mayor incertidumbre es cuándo habrá Gobierno y cómo será. Deja claro el Monarca que él ya ha cumplido con su parte proponiendo candidato y lo remarca con otra evidencia: es el Congreso el que le debe otorgar o denegar su confianza. Si mezclamos esta frase con la de «el tiempo no se detiene y España no puede quedarse inmóvil»… quizás, o no, rellenaremos algunas de las líneas que se quedaron en blanco.

Luis Ventoso apunta en ABC que el discurso del Rey deja en muy mal lugar a Sánchez viendo además como sus futuros socios se han lanzado en tromba a atacar a Felipe VI:

¿Y qué respuesta han dado los nacionalistas al discurso moderado y de puro sentido común del Rey? Rufián, de ERC, el partido socio de Sánchez, lo tachó displicentemente de «mitin de Vox» e hizo alguna cuchufleta tontolaba. Torrent, de ERC, los aliados de Sánchez, lo despreció reiterando que ellos exigen el indulto de los presos y un referéndum inconstitucional de independencia. El PNV lo rechazó con su habitual soniquete despectivo y perdonavidas. Torra, huelga ya decir cuál fue su valoración… En resumen, la respuesta de los socios de Sánchez al discurso del Jefe del Estado en realidad no deja margen alguno para el cacareado «diálogo dentro de la legalidad». Refleja nítidamente la tropelía que trama el PSOE, partido que se apellida «español» al tiempo que mendiga apoyos a quienes quieren finiquitar España. El bienestar de los españoles es hoy la última preocupación en La Moncloa. Lo único que los desvela es cómo retorcer a la Abogacía del Estado para que salve a Sánchez lisonjeando al preso sedicioso Junqueras.

Ignacio Camacho subraya las apelaciones del monarca a la Constitución:

Dicho mensaje se resumía en tres palabras: Constitución, Constitución y Constitución. Dentro de ella, todo; fuera, nada. Ya resulta significativo que el Jefe del Estado tenga que exhortar al cumplimiento de la Carta Magna y poner de manifiesto lo que su vigencia ha supuesto en la convivencia, modernización, y prosperidad de España. También dijo muy claro que a la hora de formar Gobierno es el Congreso el que manda porque representa al conjunto de los ciudadanos en su voluntad soberana. Aún así apeló a no caer «en los extremos», que es la forma elegante o elíptica de sugerir que hay fórmulas posibles de consenso, y a la moderación o serenidad ideológica que facilita el entendimiento.

Julio Valdeón, en La Razón, destaca que es tal la fortaleza de este Rey que seguramente en 2020 mientras él dé su mensaje, Puigdemont estará entre rejas:

La gran paradoja es que el Rey ha hablado mientras sus enemigos pactan con el hombre llamado a gobernar España, Pedro Sánchez. La tragedia es que los golpistas, que no saben vivir sin dar sablazos y promover la decadencia, exigen la clausura de la mejor etapa que hemos vivido en siglos de historia. La tristeza es escribirlo y concluir que no podemos hacer más que situarnos de su lado, que es el nuestro, y advertir a los arrogantes, miserables, que la monarquía constitucional sobrevivió a la feroz acometida de unos adefesios subidos a un tanque, sobrevivió a las agresiones brutales del terrorismo nacionalista, que ponía cadáveres de niños sobre la mesa, y sobrevivirá al intento de atomización cantonal de los coleccionistas de agravios colectivos y excrementos folklóricos. Sobrevivirá, incluso, a las intenciones aviesas de los que negocian para humillar nuevamente a la Abogacía del Estado. Y el año próximo, con Puigdemont en la cárcel, Felipe VI brindará de nuevo por la democracia y nosotros, por agradecimiento, madurez y lealtad, ¡y por instinto de supervivencia!, volveremos a aplaudirle.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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