Cristina López Schlichting, al igual que muchos españoles, no alberga la menor duda de que el presidente en funciones del Gobierno de España, Pedro Sánchez, optó por no dar la cara en la última rueda de prensa de 2019 posterior al Consejo de Ministros para así ahorrarse las explicaciones y el chorro de preguntas que le iban a caer por parte de una prensa ávida de conocer los entresijos de las negociaciones con ERC.
La periodista escribe este 28 de diciembre de 2019 en La Razón que Sánchez ha roto con una tradición instaurada desde hace tres lustros y todo para no hablar de sus presiones a la Abogacía del Estado para que afine un informe que sea del agrado de los golpistas en relación a Junqueras:
Desde tiempos de Zapatero es costumbre que los presidentes hagan balance ante los medios de comunicación a fin de año. No es propaganda, sino necesaria rendición de cuentas ante la opinión. Que Pedro Sánchez se niegue no es sorprendente –lleva meses ninguneando a la prensa– pero sí es malo. Porque demuestra arrogancia, modos autoritarios de Gobierno y, sobre todo, da indicios de que no sabe qué decir en este escandaloso momento. ¿Cómo justificar que está presionando a la abogacía del Estado para que pida un trato de favor hacia Oriol Junqueras?
Subraya Schlichting que, pese a que todos los Ejecutivos tienen querencia a intentar influir en la esfera judicial, Sánchez lo está haciendo sin disimulo alguno:
No vamos aquí a hacernos los inocentes, todos los Gobiernos ceden a la tentación de merodear alrededor de los poderes judiciales, pero en este caso es tan obvio que Esquerra se ufana públicamente de ello. Se presiente entre los españoles una extraña indiferencia. Ya han comprobado que el del Falcon y las gafas de aviador va a lo suyo, que no es posible frenarlo en sus ansias narcisistas de poder y que, por supuesto, prefiere pactar con lo peor que dejar escapar la alfombra del poder.
Aún así arroja un halo de esperanza y apunta que España, con otras fortalezas que no son precisamente la política, podrá llevarse por delante el temporal Sánchez:
España no tiene su fuerte en la política, la Transición fue una gloriosa excepción. Nuestro bagaje son mares preciosos, mucho sol, una industria turística floreciente y un carácter que nos constituye en la envidia mundial. Nuestros seguros de vida son la solidez de las familias y el apoyo caritativo de la Iglesia. Los conciudadanos han decidido confiar en estas bazas de oro y en que seremos capaces de arrostrar incluso el temporal Sánchez.