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El diputado conservador y exalcalde de Fráncfort, Martin Patzelt, ha hecho imprimir de su propio bolsillo decenas de miles de pegatinas que defienden «Freiwillig 130», el establecimiento de una velocidad máxima de 130 kilómetros por hora en las autopistas alemanas.
En varios tramos de Brandemburgo ha promovido personalmente su campaña, aprovechando los atascos para charlar con los pacientes conductores y desmarcarse de la línea oficial de su partido, la CDU, que prefiere evitar el encontronazo con la industria del automóvil, de la que dependen 800.000 empleos directos, y con esa faceta hasta ahora intocable de la identidad alemana.
«Recibo respuestas críticas aisladas, pero la mayoría de los conductores con los que hablo están de acuerdo. Todos somos ahora más conscientes de la necesidad de actuar contra el cambio climático»