Es la noticia que revela que apenas nadie lee periódicos y si lo hacen, le presta más atención a las noticias de deportes y corazón que a las de salud: aquí en España el diario El País publicó, atención a la fecha, el 5 de octubre de 2019, que un comité de expertos entregó a la ONU un análisis sobre el riesgo de una emergencia sanitaria global. Ya tenía nombre y apellidos: gripe masiva y mortal. «Morirían entre 50 y 80 millones de personas y liquidaría el 5% de la economía global», se aseguraba.
El diario español ofrecía la crónica de su corresponsal en Nueva York, Patricia Peiró, donde se avisaba que «si un nuevo y agresivo tipo de gripe estallara mañana, el mundo no tendría herramientas para evitar la devastación».
Lo hacía haciéndose eco de un informe de un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, que se reunieron una junta que recibía el nombre de The Global Preparedness Monitoring Board (GPMB) a los cuales la Organización de Naciones Unidas (ONU) encargó una detallada evaluación de la gestión de la última epidemia de ébola en la África Subsahariana.
Ese documentó se presentó en Nueva York la última semana de septiembre, repetimos, de 2019, coincidiendo con la cumbre de la ONU de cobertura sanitaria global.
«Durante mucho tiempo hemos permitido que se suceda un ciclo de pánico y abandono: prodigamos los esfuerzos cuando surge una amenaza grave y nos olvidamos rápidamente cuando remite», reza el documento entregado a la ONU. «El escollo principal es la financiación. Sigue sin invertirse lo suficiente, aun siendo lo más inteligente desde el punto de vista económico. Por cada dólar invertido en vigilancia, ahorras 10 en servicios médicos», apuntaba entonces Elhadj As Sy, secretario general de Cruz y Media Luna Roja, y responsable del estudio.
El informe hacia hincapié en que «había que prepararse para lo peor» y advertía que, al contrario que ocurre con las guerras y con las diferencias entre países de Primer y Tercer Mundo, nada ni nadie estarían a salvo: «Europa y Norteamérica se sienten muy a salvo pero hay que decir que en un mundo interdependiente, cualquier brote puede afectar, como mínimo, a los países vecinos».
La noticia llegó a España vía El País. Fue publicada en su sección salud. Es decir, que esta vez no era cosa ni de Nostradamus ni de otros grandes profetas. Ni siquiera de Bill Gates, que acertó lo que sucedería en una charla TED en la que pronosticaba una crisis similar a la del Covid-19 en el año 2015.
Fue la propia OMS quien auguró lo que ahora ocurre. Su informe encontró asiento en muchos medios, pero los responsables de los gobiernos nacionales y las grandes instituciones mundiales parecieron obviarlos a tenor de la respuesta que se le ha dado a la crisis. Y con ellos una ciudadanía que cada vez tiene más medios y acceso a mayor información pero que su capacidad queda diluida por un maremagnum de imputs, bulos, fake-news o trivialidades.