Ferreras, El País y el resto de militantes de la ‘Brunete Pedrete' trabajan a fondo para salvar al Gobierno socialcomunista

Pedro Sánchez enterrará a 20.000 infectados y arruinará a 10 millones de españoles, pero sobrevivirá al coronavirus y seguirá en La Moncloa

Los garrafales errores de gestión y la irresponsabilidad del Ejecutivo más inepto de la historia de la democracia no bastan para acabar con esta peste

Se ha convertido en un mantra eso de que al inepto Pedro Sánchez y sus irresponsables ministros se los llevará la riada popular, en cuanto se atenúe la fiebre del coronavirus y la ciudadanía empiece a pedir cuentas y exija elecciones.

El propio Federico Jiménez Losantos, un tipo escéptico sin la mínima fe en las virtudes combativas del PP, afirmaba este 29 de marzo de 2020 que esta crisis es una oportunidad de acabar con el totalitarismo comunista en ciernes, antes de que él acabe con nosotros.

Creo que se equivoca y que tal como se están perfilando las cosas y aunque va a enterrar a 20.000 españoles y arruinar a 10 millones, el marrullero Sánchez tiene muchas posibilidades de sobrevivir a la catástrofe que tanto ha contribuido a alimentar y seguirá en La Moncloa.

Cuenta para ello con varias bazas, entre las que es muy relevante ese tercio amplio de españoles que -al igual que casi todos los ministros y ministras actuales- no ha interiorizado nunca que el dinero público sale de los impuestos. De los directos y los indirectos.

Es el mismo contingente devoto de la subvención, convencido de que la pasta nace en un cajón oficial y que el de arriba, el del coche oficial, la tablet pagada por nosotros y los chupetines, sólo tiene que meter la mano y repartirla.

Decía Voltaire, hace ya tres siglos, que «la política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria» y a eso se aferran todos, confiando en la proverbial amnesia del votante español.

A eso y casi tan relevante, se suma la ‘Brunete Pedrete’, integrada no sólo por Antonio García Ferreras, los gremlins de LaSexta, la cadena SER y El País, sino por una legión donde se mezclan convencidos, interesados, asustados y mamones.

En los 44 años, 4 meses y 10 días, transcurridos desde que se murió en la cama el general Franco, ningún Gobierno español ha acumulado tanto respaldo mediático como el engendro de 22 ministros montado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, con apoyo de los proetarras de Bildu, los meapilas del PNV, los golpistas catalanes y algún otro zarrapastroso.

Cuenta Sánchez, el tipo que despachó a su mujer y a su suegra a las manifestaciones feministas del 8-M, sabiendo ya que había riesgo de contagio, con RTVE, todas las cadenas de televisión privadas y publicas -incluyendo por supuesto a Telemadrid-, todos los diarios en papel con excepción del ‘ABC’  y ‘El Mundo’La Razón de Marhuenda dependerá siempre de lo que manden los de arriba-, la Agencia EFE y un batallón de tertulianos, muchos de los cuales salían en pantalla en tiempos de Rajoy, de cuya servil obediencia a las consignas de La Moncloa es imposible dudar.

Es importante reseñar que la proclividad gubernamental de bastantes integrantes de la ‘Brunete Pedrete’, no se debe a motivos ideológicos. Ni siquiera a afinidades políticas.

Se ponen genuflexos por puro interés crematístico. Si fueras uno de estos periodistas caraduras, te daría vergüenza. A ellos, no.

En el caso de los tertulianos, esos que salen en todos lados, ensalzando ahora la respuesta del Gobierno ante el virus y salían antes justificando a los independentistas catalanes, alabando a Podemos o cacareando todo lo que pueda ser lesivo para el centroderecha, influyen mucho las ‘peonadas’, que van de 150 euros en una pública a 450 por sesión en una privada de postín.

Por lo que respecta a los encorbatados y perfumados ejecutivos que dirigen Mediaset, Atresmedia, el Grupo PRISA y otros conglomerados, de lo que se trata es de millones y muchos.

A propósito de esta cuadrilla, escribí en Periodista Digital, hace justo una semana, una pieza titulada ‘Caraduras sin Fronteras’, en la que reseñaba que los millonarios de la radio y la televisión imploran ayudas oficiales a Sánchez y se ponen a sus órdenes.

Y destacaba, porque es escandaloso, que ni se plantean recortar los inmensos sueldos de los García Ferreras, Jorge Javier Vázquez, Wyoming o Pablo Motos.

Tampoco renunciar a los suculentos bonus que suman a sus emolumentos salariales los José Creuheras, Mauricio Casals, Javier Bardají, Silvio González, Paolo Vasile, Manuel Villanueva y compañía, sino que, del erario público, de ese dinero que sale del bolsillo de todos los españoles y tan imprescindible será para atender a infectados, comprar respiradores, pagar vacunas, asistir a parados, ayudar a los autónomos o auxiliar ‘in extremis’ a decenas de miles de empresas en la ruina, se les de a ellos un buen trozo.

A ser posible con campañas publicitarias lanzadas por el Gobierno central y los gobiernos autonómicos.

No tengo el placer de conocerle y probablemente sea una bellísima persona y un padre de familia encomiable, pero hace dos días, Fernando de Yarza, presidente de Henneo y de la Asociación Mundial de los Editores de Prensa, se largó ya un artículo -reproducido en multitud de medios afines- en el que hace un emocionado llamamiento al Gobierno Sánchez-Iglesias:

  • “Los periodistas y editores somos, antes que ninguna otra cosa, un servicio público de primera necesidad. Lo mismo que los médicos, los enfermeros, los fabricantes de material sanitario, los policías o soldados, los repartidores…
  • Prestamos un servicio esencial en unas circunstancias tan excepcionales como las actuales. No podemos cesar en nuestra actividad. No podemos cerrar ni tomarnos unas semanas de descanso hasta que todo esto pase…
  • Necesitamos financiación a corto plazo, necesitamos liquidez, necesitamos un puente que nos permita llegar hasta el otro lado del río sin ahogarnos en el intento…”

A alguien como yo, que lleva 45 años en este oficio, dos tercios de los cuales como reportero de guerra y el resto dirigiendo un diario online con veinte periodistas y con el lema de que lo nuestro es llevar algo de alivio al débil y cierta intranquilidad al poderoso, esté metido en La Moncloa, el Ibex 35 o el Vaticano, lo primero que se le ocurre es si no prestan un ‘servicio público de primera necesitad‘ los ganaderos, los agricultores, los pescadores, mi panadero y todos esos autónomos a los que se va a dejar a la intemperie.

Y dicho esto, si Fernando de Yarza no se da cuenta que suplicando al Gobierno y aceptando su envenenada ayuda, pondrá una soga al cuello del periodismo libre e independiente.

No hay que ser muy imaginativo para adelantar que Sánchez acogerá con ‘cariño’ -si no lo ha hecho ya- la lacrimógena petición de televisiones, radios y periódicos y como quien paga manda, según reza un viejo refrán español, exigirá a cambio fidelidad perruna, cobertura amistosa y mucha manipulación.

Las redes tiene importancia y los diarios, a pesar de su escasa difusión, marcan agenda porque sirven de inspiración a los que elaboran las escaletas y guiones de las televisiones, pero es a través de la ‘caja tonta‘ como se informa al final la masa de votantes.

El PP, Ciudadanos, VOX y ni siquiera ese montón de españoles indignado ante tanta tropelía, ineptitud y caradura gubernamental, no imagina todavía lo que se les viene encima.

Con un CIS en manos de Tezanos y cuya misión no es analizar opinión en España, sino dirigirla y encauzarla, los gurús de Iván Redondo pariendo maldades y consignas día y noche, y la ‘Brunete Pedrete’ movilizada, no va a ser tan complicado convencer a mucho incauto de que la tragedia era inevitable, que no se podía saber y el Gobierno reaccionó como pudo

Y que dónde hay que buscar responsabilidades es en los ‘recortes’ de la derecha.

Conviene dedicar medio minuto a ver el vídeo que va arriba, en el que García Ferreras pide la dimisión del Gobierno. Para partirse la caja.

De la irresponsabilidad criminal del 8-M, ni flores y al tertuliano o invitado a una televisión que se le ocurra mentarlo, lo echan del plató.

Ya están a tope. El PSOE de Madrid lanzó este sábado en Twitter el hashtag “#AyusoPPCulpables”, acompañado de un vídeo en el que se acusa al PP de haber dejado abandonados a los mayores en las residencias; de haber provocado las muertes por la privatización de servicios públicos; señalando que las residencias se han privatizado por “empresarios y políticos […] encontrando una perversa oportunidad negocio”.

Las consignas de la Factoría Redondo son cuantiosas y variadas, pero giran en torno a dos ejes:

  • uno es que no podían saber y si hay desbordamiento, se debe a los recortes previos del PP
  • otro es camuflarse en los números, fieles a aquel axioma de Stalin según el cual «un muerto es una tragedia; un millón de muertos es una estadística

Les puede funcionar y a quienes se aferran a que la pésima gestión de la crisis del coronavirus sería la tumba de cualquier Gobierno democrático decente, quizá haya que recordarle que este no es decente y que el PSOE logró que la sentencia de los ERE apenas permaneciera 24 horas en las pantallas de los televisores, que el plagio de la tesis de Sánchez Fake haya caído en el olvido o que las bajadas de pantalones ante el nacionalismo vasco y catalán se vendan como «diálogo«.

Con una desfachatez de cine, el ministro José Luis Ábalos sigue por ahí tan campante, sin que ni uno solo de esos reporteros que persiguen hasta el catre a los famosos ose preguntarle por la chavista Delcy Rodríguez.

Ni siquiera se considera educado en las cadenas de televisión rememorar que Podemos y en buena medida el PSOE tienen en sus filas líderes que se han confesado admiradores de dictadores, tirturadores y asesinos.

Si Pedro Sánchez y los socialistas y sus colegas podemitas han sobrevivido a todo eso, ¿por qué no iba a sobrevivir a la crisis del Covid-19?

Yo no lo tengo claro, pero aferrándome a eso que en ingles se denomina ‘wishful thinking’, ya sólo confío en que en cuajen unas cuantas demandas, de esas que pueden poner los hijos de los fallecidos por la ‘peste china‘, los irritados porque se dejó morir como un perro y sin respirador a una padre que había cotizado 40 años a la Seguridad Social, los empresarios arruinados por el sectarismo ministerial y los guardias civiles, policías y sanitarios abandonados a su suerte, y que algún juez tenga la decencia de asumirlas.

Si esto es cuestión de periodismo y medios de comunicación, por mucho que batallemos algunos en Internet, como lo hacemos en Periodista Digital, vamos jodidos.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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