El Gobierno de Pedro Sánchez sigue contando en las televisiones con una cohorte de sumisos lacayos dispuestos a romperse el espinazo en cada reverencia .
Uno de ellos es el guillotinado Fernando Garea, expresidente de la agencia EFE, a quien el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, tuvo el detalle de cesarle en una cafetería Rodilla en febrero de 2020.
Garea se fue dando voces presumiendo ser un mártir de la libertad de expresión. «Una agencia pública de noticias no es una agencia del Gobierno», dijo Garea como quien acaba de descubrir la pólvora. El ex redactor de El Mundo, El País y El Confidencial, fiel notario de los gobiernos socialistas, fue nombrado presidente de EFE con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa mediante una llamada de Carmen Calvo.
Recuperado por Ana Rosa Quintana como tertuliano, Garea sigue ejerciendo de obediente lacayo del PSOE. Este 31 de marzo de 2020, en pleno escándalo por la compra de material defectuoso, Garea justificó los errores del Gobierno porque «es muy difícil actuar en estas circunstancias y bajo esta presión solo se pueden tomar medidas improvisadas. Estos errores y críticas los estamos viendo en otros países».
Es sorprendente que este genuflexo periodista siga defendiendo al Gobierno tras haber sufrido en sus carnes la deriva absolutista con que Sánchez y su cuadrilla practican el poder. Lo que debería hacer Garea, por simple honestidad intelectual, es decir la verdad sobre su cese. Para que los ciudadanos podamos saber el nivel de despotismo que es capaz de establecer este Gobierno que ni siquiera permite preguntas de los periodistas en las ruedas de prensa.
‘EL QUILOMBO ‘ – PROGRAMA COMPLETO DEL 02 DE ABRIL DE 2020
