El escándalo de la censura abofetea al Gobierno de Sánchez e Iglesias; a la Guardia Civil por verse involucrada en unas declaraciones desafortunadas a través de su portavoz; al CIS de tenazas Tezanos por tratar de enmerdar a los españoles; y al mando único técnico que lucha contra el coronavirus y que lidera Fernando Simón por responder insultando. Para todos ellos, la culpa es de los críticos, de los bulos o de la información en su contra. Y deberían callar.
Precisamente este último, Fernando Simón, es el protagonista de esta información por haber sido el más tajante a la hora de despachar las críticas a José Manuel Santiago Marín, jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, llegando a decir que «es indecente atacarle por un error».
El epidemiólogo Simón es el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias dependiente del Ministerio de Sanidad desde el año 2012, pero conocido para el gran público por ser el rostro de la coordinación contra el coronavirus en España y por ende, la cara más visible en todos los errores cometidos en uno de los países que peor ha gestionado la pandemia.
Simón llegó a estar aquejado de Covid-19 durante algunas jornadas, pero el momento de su regreso se le hace muy cuesta arriba por este pasaje con el compañero de la Guardia Civil que apunta directamente al manipulador Gobierno, y que coincide además con el escándalo de los bots de Facebook.
Pero si a Simón le parecen indecentes los bulos o fake news, así como los que critican al Gobierno por tratar, a través del cuerpo de la Guardia Civil, de limitar precisamente los que pueden afectar al Gobierno, más indecentes pueden parecer al gran público las dos grandes meteduras de pata de Fernando Simón:
- ¿Qué categoría de bulo tenía aquel comentario de “las mascarillas para la gente sana son contraproducentes”? Hacia finales de febrero de 2020, cuando el virus ya circulaba a sus anchas por Madrid pero los mandatarios se hacían los suecos, Simón salió en rueda de prensa a contar lo que a la postre se ha revelado como un auténtico bulo: “No tiene ningún sentido que los ciudadanos sanos usen mascarillas, puede ser contraproducente”. La recomendación algunas semanas más tarde, apenas sin despeinarse, es que se salga a la calle con mascarilla.
- ¿Qué categoría de bulo tenía aquel feo gesto de “si mi hijo me pregunta si puede ir a la manifestación del 8-M le diré que haga lo que quiera”? El mismo día 7 de marzo con el virus ya en expansión brutal por Madrid, el mando técnico seguía en babia y Fernando Simón era capaz de responder de forma política a una pregunta de lo más lógica. Pero en aquella ocasión, el 8-M feminista estaba por delante de cualquier posibilidad de cancelación, aunque a la postre se demostrara como una auténtica bomba vírica en la que se contagió medio Madrid, y de paso, medio Gobierno