En El Proceso de Kafka, un ciudadano cualquiera, Josef K., se enfrenta a un procedimiento judicial del que no conoce la acusación, ni las leyes que se aplican, ni quién es el acusador. No sabe, ni siquiera, la composición del tribunal que lo juzga. La confusión y la falta de certezas son una constante en la obra (y quizás también en la vida) de Kafka, y sus lectores comparten la desazón y la incertidumbre de sus protagonistas, ansiosos muchas veces por hacer lo correcto, pero incapaces de encontrar el camino.
El pobre ciudadano K. trata de continuar su vida con la mayor normalidad posible, pero sobre su cabeza pende la espada de Damocles del proceso que le sumerge en una espera sólo rota por un nuevo e inesperado capítulo que, sin embargo, no parece acercarle al final. Las deliberaciones del tribunal son secretas; la gravedad del asunto, incierta; los procedimientos de defensa, desconocidos; y la posible resolución no tiene un calendario conocido.
La gestión del presidente Sánchez en esta pandemia sigue esta lógica kafkiana de espera angustiosa, incertidumbre, procedimientos oscuros, tribunales secretos, informes desconocidos y procedimientos incompletos, rodeado todo de información volátil, incompleta e inservible.
La opacidad, las eternas horas de comparecencias inútiles, el cambio constante de datos, criterios y normas en un momento de miedo y angustia sólo pueden formar parte de un intento por cansarnos y que dejemos de buscar, entender y exigir. Si hoy preguntamos por la calle veremos que el número de españoles que han perdido la vida ya no está grabado y actualizado en nuestras mentes como hace unas semanas. La horquilla de muertes se amplía con la confusión y así volvemos a hablar de reglas, plazos y fases, dejando a un lado a cada familia con sus dramas de enfermedad, muerte e incertidumbre.
Como K., los españoles intentamos entender la situación, pero solo nos enseñan un túnel oscuro con un camino marcado del que sólo podemos ver el siguiente paso. Una oscuridad que trata de esconder la responsabilidad de un gobierno que está traicionando al pueblo que le eligió.
Pero K. estaba sólo y nosotros somos muchos y tenemos Madrid. Así que contra el desánimo, tesón; contra la oscuridad, transparencia; y contra la arbitrariedad, Ley. Contra Sánchez e Iglesias, Ayuso y Almeida. España es un país increíblemente fuerte que ha logrado recomponerse tras la peste, la guerra, la ruina y los gobiernos incapaces. Y lo volveremos a hacer.
Carlos Díaz–Pache
Grupo Parlamentario Popular
