'AL ROJO VIVO' (LASEXTA)

El Quilombo / Ferreras ya no se acuerda de cuando tuvo que cortarle el audio a Iglesias por llamarle ‘cloaquín’

Cuenta Fernando Sánchez Dragó en el segundo tomo de sus voluminosas memorias que cuando cursaba Letras en pleno apogeo del franquismo tuvo que lidiar con el sindicato oficial que estaba en manos de la Falange.

Y lo que cuenta es sorprendente: lejos de exigir adhesiones unánimes a Franco, «la Falange no solo permitía el disenso, sino que lo veía con buenos ojos».

Y lo está diciendo uno al que los grises persiguieron a porrazos y que acabó en la cárcel de Carabanchel por comunista.

Dragó le reconoce a los guardianes de la ortodoxia del Régimen que pese «a ser broncos y de reacciones muy ibéricas, eran gente bienintencionada, generosa y de embestida noble. Eran adversarios, no enemigos» [Galgo corredor, Planeta, 2020]

Este 7 de julio de 2020, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, hizo su apareción estelar el vicepresidente Pablo Iglesias, hijo de ese consenso ‘progre’ para quien la exhumación de Franco constituía «un paso importantísimo en la reparación de una vergüenza que hemos cargado durante 40 años de democracia».

Defendió «naturalizar el insulto» pues «es una cuestión normal propia de las democracias avanzadas». Precisemos: el insulto a periodistas críticos como Vicente Vallés al que aprovechó para llamarle ‘cloaquín’ de refilón.

«No me gusta, no me gusta…», dijo con ese tono falsamente conciliador que utiliza para ocultar su chandal bolivariano. Y como hace siempre, después de un ‘no me gusta’ vuelve a darnos lecciones de democracia, aprendidas en la dictadura venezolana donde al disidente no se le insulta sino que se le secuestra, tortura y asesina.

Con los disidentes no merece la pena perder el tiempo.

«En una democracia, todos los poderes son objeto de crítica, el poder mediático también», susurra a los acorbadados periodistas mientras él y su formación han reclamado en media docena de causas más de 550.000 euros en indemnizaciones por «daño a su honor» como recuerda El Confidencial.

De momento, solo ha ganado una por 12.000 euros contra el periodista y eurodiputado de VOX, Hermann Tertsch y una de 6.000 euros contra Alfonso Rojo por llamarle «gilipollas», «mangante» y «chorizo».

El mismo que nos aleccionaba sobre naturalizar el insulto no ha perdido oportunidad en exigir suculentas sumas de dinero cuando su honor se veía amenazado.

La piel fina de melocotón de los chavistas no sabe de tolerancia cuando le recuerdan a Iglesias el pasado de su padre en una banda terrrorista o cuando le recuerdan el pago recibido de 272.325 dólares del Gobierno de Venezuela en el paraíso fiscal de Granadinas.

CINTORA LE DEFIENDE EN ‘AL ROJO VIVO’

El que nos da lecciones de democracia y libertad de expresión viene bien aleccionado de la cheka venezolana de Chávez y Maduro.

La Fundación CEPS para la que trabajaba redactaba informes sobre cómo realizar escuchas a periodistas y opositores al régimen. La redactora de ese informe, Nuria Del Rio Paracolls, acabó siendo fichada por Carmena en el Ayuntamiento de Madrid.

Ninguno de los periodistas ‘progres’ que han puesto el grito en el cielo ante los ataques de los matones de Podemos no a la prensa sino a Vallés [el problema no es el ataque sino a quién va dirigido] se escandalizó cuando comenzaron a salir informaciones sobre la financiación de Iglesias y su banda a manos del chavismo. ‘Chupito’, decían en tono socarrón.

Así que menos lobos. Todo el coro de indignados que han salido a defender a Vallés sabe muy bien cómo se las gasta Iglesias con la prensa disidente, y así todo, no han dejado de ponerle alfombra roja allí donde vaya.

Por eso es de agradecer la coherencia de un periodista como Jesús Cintora, que ni siquiera en estas ha dejado de hacer de alfombrilla de baño para defender a su amado líder:

«Hay que recordar que hubo operaciones policiales para inventarse informes falsos sobre Podemos»

La clave la dio el presentador: «Vallés no forma parte de ninguna operación de extrema derecha». Aí falaches, como dirían los gallegos.

Siguiendo la lógica de Ferreras, mientras los ataques vayan dirigidos a los periodistas de ‘extrema derecha’ como Tertsch o Rojo pueden tolerarse. Esa es la lógica de los funcionarios de los servicios de agitación y propaganda de la izquierda.

Qué rápido se ha olvidado Ferreras de cuando tuvo que cortarle el audio a Iglesias por acusarle de proteger a las cloacas. ‘Cloaquín’ era él.

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