Lo habitual con la izquierda es el desempleo, las colas del hambre y el aumento de la delincuencia.
Una de las lacras que azota a los propietarios españoles desde hace años es la okupación. No hay día en que las televisiones no den cuenta de testimonios estremecedores de propietarios que han sufrido el calvario de tener una casa okupada ante la impunidad de los delincuentes a quienes la ley protege y ampara.
Recuerden el caso de un vecino de Mataró que rescató su casa mientras los «okupas» estaban de vacaciones en Ibiza.
El Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios comunistas no ocultan desde sus chalets de lujo su simpatía con los okupas al entender que son víctimas del capitalismo depredador.
Palmeros mediáticos como el digital de Antonio Maestre han llegado acusar a Antena 3 de «querer generar miedo» con su cobertura de la ‘peste okupa’. ‘Ración diaria de okupas en televisión: cómo convertir un problema en el problema’ titulaba ‘La Marea’ para señalar a Antena 3 por tratar a diario el drama de la okupación que vive el país.
«La realidad no es así, puesto que la mayor parte de las informaciones que esa semana aparecieron en A3 estaban relacionadas con vecinos que se quejaban del problema que vivían en sus barrios. La aparición de propietarios fue prácticamente nula», señalaba el digital Maestre y añade que «los datos demuestran que la okupación de viviendas de particulares es minoritaria».
Ese es el argumentario que algunos palmeros mediáticos del Gobierno socialcomunista intentan imponer para tapar esta lacra, alimentada y promovida por la izquierda radical como Manuela Carmena y Ada Colau, fervientes defensoras de los okupas.
El que se ha sumado a esta estrategia es ‘Todo es mentira’ y su presentador Risto Mejide que ha defendido que los los datos no se han disparado en el último año. El mismo que se reía del coronavirus intenta advertirnos de que usted puede ir a comprar el pan sin riesgo a que le okupen la casa.
Los okupas son buena gente que solo asalta viviendas vacías de los bancos, y eso no tiene por qué estar mal visto. Tertulianos como Jesús Cintora o el cantante Ramoncín han defendido esa visión romántica de la okupación que acaba cuando la vivienda okuapda es la de ellos.
Mejide recurrió a la ‘voz experta’ del juez Joaquim Bosch, que viene defendiendo que las okupaciones en las viviendas habituales son muy raras. “Cuando alguien entra en la casa donde uno vive se produce un delito de allanamiento de morada, que puede tener una pena de prisión de hasta dos años y se produce un desalojo casi inmediato y detención de los ocupantes”, dice Bosch.
Frente al delito de allanamiento de morada está el de usurpación, que consiste en “una okupación de vivienda vacía o que no es morada”. De ellas, el 90% son propiedad de los bancos. Bosch cuenta que, al tratarse de un delito leve, el procedimiento es más lento. Pero cree que es importante que la gente conozca la diferencia para no generar más ansiedad y dice que no hay que preocuparse de que, si nos vamos de casa un fin de semana, a la vuelta esté okupada. “Esos son casos rarísimos”, explica.
Los datos de allanamiento de morada, es decir, los que tienen que ver con la vivienda habitual, son 20 veces menores que los de usurpación. Es más, Bosch dice que la mayoría no están relacionados con okupas sino con problemas e familiares o rupturas de pareja. “Los casos en los que uno está viviendo y alguien se mete en casa son muy raros y tienen una respuesta jurídica muy rápida”, insiste.
Bosch lleva años siendo el cómplice jurídico de presentadores serviles a la izquierda como Antonio García Ferreras y Javier Ruiz. Ha defendido los escraches a Soraya Sáenz de Santamaría y ha calificó como ‘La rebelión de los pijos’ las protestas contra Sánchez en el barrio de Salamanca.
«No es delito manifestarte en la puerta de la casa de un político. Aquí hay una amplia tradición. Lo nuevo en este caso es que se trata de una estrategia continuada impulsada por una plataforma», decía Bosch consultado por Infolibre.–Las asociaciones de jueces no aprecian delito en los escraches a políticos—
Le faltó decir: salvo que sea en el domicilio de Mónica Oltra: en ese caso será considerado acoso fascista.
Es más, defendió a la banda terrorista FRAP y dijo que era “peligroso” poner la etiqueta de “terrorista” a “los antifranquistas españoles que quisieron traer una sociedad democrática”.
Como escribió Santi González, «no hay más remedio que preguntarse si este tipo tiene la ecuanimidad que debe tener un juez. Y temblar si a uno le toca comparecer en su juzgado».
‘EL QUILOMBO ‘ – PROGRAMA COMPLETO DEL 08 DE SEPTIEMBRE DE 2020