‘Yo te avisé y vos no me escuchaste…’, decía una vieja canción de Los Fabulosos Cadillacs.
Lo mismo podría cantar Iker Jiménez, el periodista del misterio que en febrero de 2020 advirtió de que las informaciones sobre el coronavirus no cuadraban. Y pagó un alto precio por ello.
El presentador de ‘Cuarto Milenio’ desafió a la verdad oficial cuando los palmeros televisivos del Gobierno no dejaban de decir que no había que alarmar a la población porque esto era una simple gripe.
A toda la aborregada casta periodística, los primeros negacionistas del virus, Jiménez les dio una lección en forma de patada en el culo: al público no hay que taparle las cosas como a un rebaño. «Contar la verdad nunca es alarmismo».
«¿Qué ocurrió? Que ya a final de enero y, sobre todo a principios de febrero, cuando todavía no se sabía lo de Italia, las diferentes informaciones me llegaban a mí, a mi casa, diciendo ‘Iker, prepara a la gente porque esto viene’. O le haces caso a tus fuentes y sales aquí, o te pliegas y te ríes de las mascarillas, dices que solo es una gripe y que solo habrá dos o tres casos. Si todo el mundo lo dice, ¿quién eres tú para decir lo contrario? Ah, el del misterio y por eso no te vamos a creer… bueno, esta es la realidad de hoy», afirma Jiménez.
Así como la banda de cheerleaders de Antonio García Ferreras decía en laSexta que el terrorismo machista mataba más que el coronavirus, Jiménez puede presumir de no haber cambiado de chaqueta. «No hemos dicho A y luego B, nosotros no llamamos a Diego y luego decimos ‘digo’, no».
PERIODISMO SIN CONSIGNAS
El tratamiento informativo del coronavirus en España consistió en pasear por los platós de televisión a unos ‘expertos’ que no dieron una en toda la pandemia y en ocultar todo rastro de dolor y sufrimiento para hacer creer a la población de que al virus se lo derrotaba cantando en los balcones y aplaudiendo a Sánchez a las 20 h.
Salvo contadas excepciones, fue una operación de propaganda a nivel industrial impregna de consignas orwellianas para que las mentiras parecieran verdaderas. Una campaña de intoxicación a medio camino entre la distopía orwelliana y la reeducación soviética. Fue un verdadero Chernóbil periodístico.
En su regreso a Cuatro, Iker hizo lo que mejor sabe hacer: darle la palabra a los que saben, a los que saben de verdad y quienes usted no verá en laSexta Noche aplaudiendo las disparatadas medidas del Gobierno.
‘Origen’ es el mejor programa que se ha hecho sobre el coronavirus en España hasta el día de hoy.
Por primera vez, los espectadores pudieron tener el testimonio de científicos (no sindicalistas disfrazados de enfermos ni virólogos mercenarios) sin apostillas ideológicas ni culpas a Díaz Ayuso que respondieron a las preguntas fundamentales sobre este virus: ¿Cómo se contagia? ¿Se mantiene en el aire? ¿Y por cuánto tiempo? ¿Por qué se escuda en asintomáticos? ¿Procede realmente del murciélago? ¿Por qué genera tantas secuelas en tantos órganos? ¿Se trata de un virus modificado?
CACERÍA MEDIÁTICA
La izquierda mediática decretó su fatwa contra Jiménez por denunciar las mentiras y engaños del Gobierno. ¿Cómo podía el de ‘la niña de la curva’ atreverse a cuestionar a los ‘expertos’ que Moncloa diseminaba por sus serviles televisiones?
Antonio Maestre le llamó «gurú de la extrema derecha» y le acusó de propagar bulos… el mismo Maestre que decía que las mascarillas no servían para nada.
Pero lo mejor del regreso de Iker Jiménez es que descolocó a la izquierda al desmarcarse de los negacionistas: «Para mí hubiera sido más cómodo hacer un programa más conspiranoico, del misterio y les aseguro que eso triunfa enormemente».
Íñigo Sáenz de Ugarte, del eldiario.es, le estaba esperando con el cuchillo entre los dientes pero se lo ha tenido que tragar como un faquir.
«El problema de Iker Jiménez es que, al reconocer que el Covid-19 es una enfermedad real, desmentía a los adictos a la «Plandemia», la teoría de la conspiración alentada desde Facebook y YouTube que sostiene que el coronavirus fue creado en un laboratorio».
El problema no es de Jiménez sino de tu jefe Nacho Escolar que dijo que «esto no era una epidemia zombie». ¿Recuerdas, Íñigo? Fue tu periódico el que se sumó a una desinformación descarada porque era lo que exigía el Gobierno de Sánchez para no asumir la responsabilidad de la pandemia.
Y para colmo, Iker Jiménez hizo más audiencia (un espectacular 13,3% de ‘share’) que un programa de Telecinco dedicado a Juan Carlos de Borbón, mandando al traste la propaganda republicana monclovita. Imperdonable.
El misterio es que no hay misterio: el buen periodismo cuando se practica honestamente no tiene secretos.
‘EL QUILOMBO ‘ – PROGRAMA COMPLETO DEL 09 DE SEPTIEMBRE DE 2020