Ciclogénesis en el norte. Me hallo ciclogenético. La semana política ha sobrepasado todos los límites de la indignidad. Pero de golpe, inesperadamente, ha soplado una ráfaga de humor involuntario. Se refiere la gran noticia al conejo de la juez podemita y actual Delegada del Gobierno Contra la Violencia de Género, doña Victoria Rosell.
Los simpáticos mamíferos del orden de los logomorfos, liebres y conejos, causan quebrantos en la agricultura y en la normalidad ciudadana. También intervienen en los principios de la Cristiandad, gracias al poeta José Carulla que narró de esta manera en su magna obra “Vida de Jesús en Versos”, el nacimiento del Hijo de Dios.
Nuestro Señor Jesucristo nació en un pesebre.
Donde menos se espera, salta la liebre.
La empleada del Hogar de doña Victoria, llamada doña Simona Chambi, ha demandado a su progresista jefa, siempre volcada contra la violencia de género, por no respetar sus vacaciones. Es más, por obligarla a acudir todos los días de su descanso legal al hogar de la señora Rosell para regar las plantas y cuidar a su conejo. Al menos, hemos sabido gracias a la señora empleada del hogar, doña Simona Chambi, que la incandescente juez canaria tiene un conejo.
El conejo (cunículus) es de tamaño más breve que la liebre (lepsus-oris) pero tanto el uno como la otra están emparentados en la cercanía logomórfica. El conejo puede vivir en cautividad, en tanto que la liebre necesita para su desarrollo, los campos abiertos y sembrados infinitos muy abundantes en Castilla, La Mancha, Andalucía y Extremadura. Pero hoy nos ocupa la atención el conejo de la señora Rosell, cuidado con mimo y fuera de sus horas de trabajo por la señora Chambi.
Se pueden dar malentendidos con el conejo, y la Poesía festiva y vulgar española, riquísima en intenciones y talento, cuenta situaciones conejiles con frescura e inocencia.
De Celestino Frías, poeta perfectamente prescindible
Vende barato Inés Rute
Conejos a varias tabernas,
Porque lo hace de matute
Escondido entre las piernas.
De Salvador Arenas, tan prescindible como Frías.
Inés, la de Villarejo,
En la plaza vende caza,
Y ayer gritaba en la plaza
¿Quién me compra este conejo?
Diálogo entre el marqués de Alcañices y el Rey Alfonso XII en una jornada de caza en El Pardo.
-Majestad,¿ha disparado?
– A un conejo solamente,
Pero Pepe, lo he pasado
No bien, estupendamente-.
El conejo tiene esas cosas. Nunca se sabe por dónde va a salir.
Los ilusionistas los sacan de un sombrero, pero son conejos amaestrados, sin ningún interés.
Me satisface que nuestros gobernantes amen a los animales. Pero no es justo que lo hagan a través del trabajo del prójimo en sus días de vacaciones.
Si la señora Rosell se marcha a descansar quince días, lo justo es que se lleve su conejo y deje que su empleada del hogar disfrute de sus merecidas vacaciones. Lo contrario, es un abuso.