60.000 españoles fueron asesinados por las fuerzas políticas y sindicales del Frente Popular

José Javier Esparza: «El PSOE dejó a sus milicias asesinando en la retaguardia y allí perdió la Guerra Civil»

Será la caza del enemigo, con la coartada de la espontaneidad incontrolada de las masas

Entre julio de 1936 y abril de 1939, alrededor de 60.000 españoles fueron asesinados por las fuerzas políticas y sindicales del Frente Popular.

Primero fue la caza del hombre, de la persecución, en nombre de una alucinación revolucionaria. Después, la aniquilación del enemigo encerrado en las prisiones, las matanzas masivas, el sistema de las checas, el ensañamiento con las víctimas, los saqueos, la función de los tribunales populares, los campos de trabajo forzado… Y no menos importante, el Terror Rojo tendrá una importante dimensión económica, con redes bien organizadas de despojo y saqueo que incluso se publicitarán en los periódicos republicanos.

Será la caza del enemigo, con la coartada de la espontaneidad incontrolada de las masas. Las víctimas de esa caza, sin embargo, no son aleatorias ni fortuitas, sino muy concretas desde el punto de vista revolucionario. Son los «enemigos de clase»: religiosos de cualquier condición, políticos de la derecha, propietarios e industriales, militares sospechosos…

En una narración tan ágil y vertiginosa como objetiva e implacable, el historiador y periodista José Javier Esparza muestra en esta reedición de El Terror Rojo todas caras del Terror republicano: el armamento de las milicias, la caza del hombre, la brutal persecución religiosa, las torturas en las «checas», las ejecuciones multitudinarias, la intervención soviética, el expolio generalizado, los campos de trabajo forzado, la extensión del Terror al interior del propio campo republicano.

Al principio no, pero luego el Gobierno de la República cedió ante comités de milicianos o de comunistas, anarquistas, y éstos saqueaban, violaban y mataban. En los primeros meses de guerra, después del 18 de julio, a mucha gente de derechas en Madrid les saquearon las casas o los negocios. Y a otros muchos que fueron encarcelados en la Modelo, les robaron y se quedaron con joyas, relojes etc. Hacia la primavera de 1937, cuando aún no se ha cumplido un año de contienda, la mayor parte de la represión ha sido ya consumada. Hablamos de una cifra que podría rondar las 50.000 víctimas en diez meses.

La violencia política (distinta de la actuación militar) en la guerra de España fue una continuación y una intensificación de la violencia política que empezó en las primeras semanas de la II República, con el asesinato de aproximadamente dos docenas de personas en Barcelona a manos de los anarquistas. Luego continuó a lo largo de la historia de este régimen, con la muerte violenta de aproximadamente dos mil quinientas personas en asesinatos políticos, insurrecciones y manifestaciones violentas, llegando a su apogeo en la guerra civil.

«El libro de José Javier Esparza no es una obra de investigación original, sino de síntesis y divulgación, —afirma Stanley Payne en el prólogo— y ofrece la ventaja de salir al paso de los simplismos y justificaciones que acabo de enumerar. Presenta la narración más completa hasta este momento del Terror en la zona republicana, y demuestra que éste fue casi siempre el producto de grupos políticos organizados, y en muchas ocasiones autorizados por el mismo gobierno republicano. Además demuestra el grado de sadismo revelado por muchos de estos actos en la zona republicana, una característica que revela un contraste parcial con el carácter de las ejecuciones en la zona nacional. Aunque en ésta también se registraron actos sádicos —razón por la cual sería un error tratar de establecer una diferencia total con lo sucedido en la zona republicana—, sí cabe caracterizar la represión nacional por una mayor sistematización y profilaxis, acentuando la eficiencia y reduciendo los excesos individuales».

Lo que hace único al libro de Esparza es el trabajo de estudio y recopilación hecho a partir de la Causa General, la instrucción judicial en la que el franquismo documentó los crímenes del Terror rojo bajo confesión. A  partir de los testimonios reales de víctimas y presos de las ‘checas’ se va dibujando con nombres y apellidos el Terror rojo.

«Yo tuve la fortuna de contar con los textos y declaraciones originales que guarda José Manuel de Ezpeleta y es horrible porque son las descripciones forenses, las fotografías de los cadáveres, en fin, todo el material sobre el Terror rojo. Al final todo se sustancia en lo siguiente: desde el mismo 18 de julio del ’36 hasta principios del ’37 las milicias de los partidos y sindicatos del Frente Popular (PSOE-CNT-ERC-IR…) se dedican a matar a mansalva a sus enemigos de clase por el criterio atrabiliario del comité revolucionario local. En apenas seis meses, esa gente a la que el Gobierno Giral le había entregado las armas por presión de Largo Caballero ejecuta una matanza formidable. Y pierden la guerra allí,  porque mientras el Partido Comunista fue el único que vio claro lo que tenían que hacer —ganar la guerra— el PSOE dejó a sus milicias en la retaguardia matando y allí fue donde la República perdió la guerra»

«Lo que a mi modo de ver es la gran responsabilidad criminal del Frente Popular que fue utilizar con fines políticos la atmósfera de terror social que ellos mismos habían desencadenado»

Rebajas

La gran pregunta: el del Frente Popular, ¿fue un Terror incontrolado o, por el contrario, obedeció a una decisión política consciente? Esparza describe el Terror rojo como una política represiva consciente, derivada del peso determinante que los partidos revolucionarios adquirieron dentro del Frente Popular desde julio de 1936 o antes incluso de esa fecha.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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