Mohamed VI sopesa echar al embajador español en Rabat

Marruecos califica de «burla» la salida de Ghali hacia Argelia y estudia romper con el Gobierno Sánchez

La debilidad de Sánchez y la incompetencia de la ministra Laya enquistan el conflicto con el reino alauita

Marruecos califica de "burla" la salida de Ghali hacia Argelia y estudia romper con el Gobierno Sánchez
Brahim Ghali (POLISARIO) y Mohamed VI, Rey de Marruecos. PD

El siniestro Brahim Ghali ha puesto pies en polvorosa y ahora veremos que pasa, porque Marruecos califica de «burla» su salida hacia Argelia y estudia romper con el Gobierno Sánchez o por lo menos echar del reino alauita al embajador español.

El líder del Frente Polisario, hospitalizado en España desde el 18 de abril 2021 para curarse de la grave covid-19 con la que llegó de tapadillo y con otro nombre desde Argelia, voló de vuelta al país magrebí en la madrugada de este miércoles 2 junio.

El polisario ha partido desde Pamplona en la madrugada de este miércoles, en un avión civil francés fletado por Argelia.

Se trata de un vuelo diferente al que en la mañana de este mismo martes había intentado entrar en España también procedente del país norteafricano y que tuvo que dar la vuelta a la altura de Ibiza por carecer de los permisos necesarios.

Ghali llegó al aeropuerto en ambulancia desde Logroño a las 22:50 horas de este martes.

Partió tras haber declarado de forma telemática ante la Audiencia Nacional, que rechazó imponerle medidas cautelares ante la falta de pruebas de las acusaciones de torturas que se le imputan.

El líder del Polisario, acusado también de violación y de la muerte de pescadores y militares españoles, abandonó la Península, pero deja tras de sí la mayor crisis crisis diplomática entre España y Marruecos en dos décadas.

Un contencioso que parece lejos de resolverse y está enquistándose, por la torpeza de Pedro Sánchez y la ineptitud de su ministra de Exteriores.

La decisión del Gobierno PSOPE-Podemos de recibir al jefe del Polisario, enemigo a muerte de Marruecos, y tratarle a cuerpo de rey en el Hospital San Pedro de Logroño bajo la identidad falsa de Mohammed Ben Batouche, ha irritado como nunca al rey Mohamed VI y sus ciudadanía.

La prensa, cada una a su estilo, dedica bastante espacio a Brahim Ghali.

El País afirma en su titular de que “la justicia deja marchar a Gali pese a la ira de Marruecos”.

La Razón habla de la descoordinación entre Exteriores y Defensa en la marcha de Ghali, pues las autoridades de tráfico aéreo españolas denegaron permiso para aterrizar a un avión argelino que volaba para llevarse al líder del Polisario a Argel.

El Confidencial cuenta que Ghali blindó su salida de España con la promesa de seguir a disposición del juez.

En Vozpopuli dicen que la debilidad de Sánchez enquista el conflicto con Marruecos: “Esto no va a terminar bien”.

El Español señala que Rabat califica de «burla» la salida de Ghali, estudia romper con España y echar al embajador.

Los editoriales y algunos análisis señalan que el telón de fondo de todo es el reconocimiento por parte de la administración Trump de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, pero casi sin excepciones subrayan que el detonante fue la torpeza de acoger a Ghali en España.

La realidad es que Marruecos eleva el tono mientras el Gobierno socialcomunista, el mismo que decía que el multitudinario asalto a Ceuta no guardaba relación con la presencia en España del líder del polisario Ghali, corretea como pollo sin cabeza.

La Policía española pide refuerzos en previsión de que vuelva a registrarse un multitudinario asalto en Ceuta y Melilla, mientras Rabat, en un comunicado conjunto de los ministros de Interior y Exteriores, acusaba al Ejecutivo español de utilizar la cuestión migratoria como coartada para eludir las verdaderas causas de la crisis: la actitud de España con respecto al Sáhara y los intentos del Gobierno Sánchez de ocultar el hecho de que el líder del Polisario recibió cobertura del Ministerio de Exteriores español para que Marruecos no detectara su presencia en Logroño.

Lo cierto es que desde hace meses Marruecos venía expresando al Gobierno de Sánchez su malestar y el culebrón de Brahim Ghali -el avión argelino que pretendía repatriarlo tuvo ayer que dar media vuelta  cuando trataba de entrar en España- ha terminado por enconar la posición de la nación vecina, que lejos de rebajar el tono ha acentuado sus reproches.

La situación es grave y no se descarta una ‘invasión’ a gran escala promovida por Rabat, que huele la debilidad de Sánchez, metido hasta el cuello en todos los charcos.

En el peor momento del Ejecutivo socialcomunista -que ha emprendido una peligrosísima huida hacia adelante que pasa por el indulto a los golpistas catalanes-, Marruecos sabe que Sánchez está superado por los acontecimientos y pretende dar un golpe de efecto de imprevisibles consecuencias.

El momento político en España es el ideal para que Rabat, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, rompa el tablero.

La situación es crítica y en Canarias, Ceuta y Melilla cruzan los dedos en un clima de enorme tensión.

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