Si tienen la mala costumbre de consumir la basura informativa que suministran cotidianamente TVE, Cadena SER, El País o cualquiera de las cadenas generalistas de televisión, supongo que ya se habrán dado cuenta de que 100 nazis en Madrid pesan el doble que 300.000 en el País Vasco.
Basta ver el espacio, el relieve y el énfasis que los medios progubernamentales, que son casi todos, han dado a la mamarrachada de Chueca y como han pasado de largo frente al aquelarre etarra a favor del asesino Parot.
Dicho esto, la situación de la delegada del Gobierno en Madrid, la socialista Mercedes González, es insostenible.
No se trata sólo de incompetencia, que es manifiesta, sino del alud de mentiras que ha soltado.
La socialista González sabía con 24 horas de antelación quiénes eran los convocantes del circo de Chueca y cuáles eran sus intenciones, porque los cabecillas estaban perfectamente identificados y, porque, además, la Policía le informó al respecto.
La ley permitía prohibir la marcha de los rapados, pero no lo hizo porque desde la superioridad le llegó muy claro el mensaje de que interesaban gritos de ‘maricones fuera del barrio’, para alimentar la conspiración homófoba a la que se han apuntado Marlaska y Sánchez, convencidos de que eso salpica a VOX y termina tiznando al PP.
