Hace años, Telecinco se dedicaba a arremeter y atacar a su competencia llamándole la “cadena triste”, cuando nunca había sido así, con el único afán de ridiculizar y blanquear su conocida por toda la sociedad como “televisión basura”.
Pasados los años, Antena 3 siguió su camino, apostando por un modelo reconocible y radicalmente opuesto al que propone Telecinco. Los resultados son evidentes: en septiembre se va a producir, por segundo mes consecutivo, la victoria de Antena 3 de manera clara, es decir que va a convertir a Telecinco en la “televisión amarga”.
El modelo de la cadena de Atresmedia, con sus propias armas, es hoy día ampliamente reconocido por la audiencia y por los anunciantes. Apostando por ‘la tele abierta’, Antena 3 ofrece con éxito a sus espectadores los grandes formatos de entretenimientos de la televisión mundial, los informativos líderes de la televisión, los concursos más vistos y el respeto a la audiencia y a todas las opiniones. Todo ello refrendado por los mejores resultados en los índices de imagen de distintos estudios.
Frente a él, Telecinco machaca a la audiencia, día sí, día también, con una televisión agresiva y falta de escrúpulos con tal de rascar unas décimas de share.
En su pantalla podemos ver diariamente y sin tapujos cómo utilizan la violencia física y verbal, agresiones sexuales, drogas, enfrentamientos familiares…, como único argumento televisivo. Todo ello refrendado, valga la redundancia, por las multimillonarias sanciones judiciales y de la CNMC.
Definitivamente, Antena 3 le ha dado la vuelta a la tortilla y Telecinco, convertida ya en “la televisión amarga”, ha visto como su modelo televisivo se ha agotado después de cansar a la audiencia con tanta amargura y radicalidad.
Ellos mismos, a falta de más imaginación, son los que han hecho que los espectadores les den la espalda y busquen alternativa a una parrilla que se ha convertido, en sus siete días de emisión, en un continuo Sálvame, casi sin solución de continuidad.