No hay la mínima duda: el socialista Pedro Sánchez, ademas de mentiroso y amoral, es un gafe de tomo y lomo.
Gafes son los que provocan desastres a su alrededor, los que allá donde están se lía la marimorena. Los gafados son los que padecen los desastres.
Ante la sucesión de desgracias que nos asaltan desde que Sánchez asumió la presidencia, hay quienes sostienen que estamos ‘gafados’ por él.
El líder del PSOE es ambas cosas.
Basta ver como suben los precios en España, se dispara la inflación, crece sin tino el coste de la electricidad y se propaga el Omicron, sin que el Gobierno PSOE-Podemos sea capaz de articular medida eficaz alguna y se limite a imponer por decreto la mascarilla obligatoria en las calles.
En La Moncloa, encomendados a los millonarios fondos europeos, el líder socialistas y sus gurús daban por hecha la recuperación económica y también que los ciudadanos empezarían a notarla en sus hogares.
Hasta acuñaron eslóganes para capitalizar el supuesto reparto de dinero: llegaba la ‘recuperación justa’ para todos.
Ese horizonte político y socioeconómico que preveían Sánchez y su equipo ha saltado en pedazos, bajo los efectos de una ‘sexta ola’ que no se limita a los contagios de Covid, sino que va mucho más allá y tiene que ver con la ruina de cientos de miles de españoles y la sensación de que ni el turismo levanta cabeza.
El acuerdo con los sindicatos y la siempre advenediza CEOE, pactado in extremis, ni siquiera va a paliar los efectos de la tremenda crisis que se nos viene encima.
Todos los organismos e instituciones nacionales e internacionales -desde el FMI, pasando por la OCDE, la Comisión Europa, el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF)- han desautorizado las previsiones del Gobierno del 6,5% de crecimiento del PIB para este año y del 7% para 2022.
Y para colmo de desventuras, se inicia para Sánchez un verdadero ‘calvario’ político, con una serie de elecciones autonómicas, que acentuaran la sensación de declive del PSOE y la caída de su socio Podemos.
Según todas las encuestas, el PP se quedará el próximo febrero de 2022 al borde de la mayoría absoluta en Castilla y León, con un resultado muy similar al que dejó el 4-M en Madrid.
En esa región, como ocurrirá seis meses después en Andalucía, VOX experimenta un avance notable y será imprescindible para conformar gobiernos autonómicos.
El PP se queda con todo el capital acumulado de sus alianzas con los naranjas desde la nefasta moción de censura planteada en Murcia.
La victoria primero en Castilla y León, después en Andalucía y quizá también en Valencia y Baleares, pondrían a Pablo Casado en las mejores condiciones para llegar a La Moncloa y a Pedro Sánchez en la puerta de salida.
