Siempre que habla dice alguna sandez, es un comunista al frente del Ministerio de Consumo y las patadas al diccionario que ha dado en sus intervenciones son ya un esperpento.
Alberto Garzón es el ministro comunista al que no le gusta el chuletón, el mismo que gasta el dinero de los españoles en convocar una huelga de juguetes y que ahora, agrede al sector ganadero español al afirmar que las granjas de gran tamaño «contaminan el suelo, el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados».