EL REPASO

Alfonso Rojo: “España es un sitio peor para las mujeres desde que Sánchez está en Moncloa e Irene Montero es ministra”

Debido al imperio de la corrección política y a la tontuna ‘progre’, el dato de su nacionalidad es omitido por las principales cadenas de televisión, incluida la estatal, y por la mayoría de los periódicos

En España, con el socialista Sánchez de presidente del Gobierno, Marlaska en el Ministerio del Interior e Irene Montero de ministra de Igualdad hay cada día más violaciones.

Casi el doble de las que se producían cuando estaba Rajoy en La Moncloa.

En 2021, por ejemplo, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado registraron 2.143 denuncias por delitos de agresión sexual.

Son 441 más de las que hubo en 2018, cuando todavía gobernaba el PP.

Creo que es un detalle a tener en cuenta, aunque jamás aparezca en las cadenas de televisión, en los periódicos o en las tertulias.

No es el único dato que se escamotea a la opinión pública.

Si son ustedes asiduos consumidores de medios de comunicación del ‘establishment’, se habrán dado cuenta de que en España hay violadores que no son de ningún sitio.

Hay violadores españoles, de los que habitualmente se facilita desde su perfil con pelos y señales hasta su vida laboral, pasando por el nombre, el apellido y sus circunstancias familiares. Y otros de los que no se dice nada, más allá de la edad.

Ese manto de silencio, suele ser prueba evidente de que el delincuente de marras procede de otras latitudes, profesa otras religiones o es inmigrante.

Ayer, cinco meses después de la noche de Halloween en que una niña de 16 años fue bestialmente violada, y golpeada hasta la agonía con una barra de hierro, la policía atrapó al violador de Igualada. 

Seguro que ya saben que el facineroso tiene 20 años y antecedentes penales por delitos similares, pero probablemente no se han enterado de que es boliviano.

Debido al imperio de la corrección política y a la tontuna ‘progre’, el dato de su nacionalidad es omitido por las principales cadenas de televisión, incluida la estatal, y por la mayoría de los periódicos.

En febrero de 2019, también en Cataluña, se perpetró otra violación estremecedora, la de la llamada ‘Manada de Sabadell’. 

Una banda se llevó a una nave industrial abandonada a una chica de 18 años y allí, además de abusar de ella de todas las formas imaginables, la torturaron.

Eran tres tipos, pero los grandes medios ocultaron que el trío tiene origen marroquí y que dos de ellos, por incompetencia o laxitud de los jueces, se dieron a la fuga nada más ser puestos en libertad condicional y no se ha vuelto a dar con ellos.

A mi me parece un pecado mortal la xenofobia y creo sinceramente que los seres humanos somos iguales, al margen del color de nuestra piel, de nuestro origen o nuestra fe, pero imponer la censura si el agresor sexual es extranjero, inmigrante o musulmán equivale a autoengañarnos, a no querer ver un problema cuyas víctimas además son las mujeres.

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