EL REPASO

Alfonso Rojo: “El PP no puede comprar la averiada mercancía del PSOE y debe dejar claro que es España por encima de todo”

Un gran partido de centro-derecha y el PP lo es, tiene que dejar claro que una vez en el poder, lo que parece seguro en año y medio -en cuanto se celebren elecciones generales- defenderá con firmeza la unidad de la nación española, las virtudes del proyecto común, la Historia y la Lengua que nos une a todos, que no es el gallego, el euskera o el catalán, sino el español

La sinécdoque es una figura retórica, gramatical, consistente en tomar la parte por el todo.

Durante siglos, se ha usada con frecuencia en la poesía, pero desde hace cuatro décadas, por esas fiebres autoliquidadoras que prenden de vez en cuando en España, hace furor en nuestra política, nuestra educación y hasta nuestra Historia.

Y nos encontramos, reiteradamente, con que a la hora del debate la regiones se pintan como más relevantes que la nación y lo local se prima sobre lo general.

Desde la Transición hemos fabulado con la tesis de que separatismos como el vasco o el catalán podrían ser embridados si se les hacían concesiones. 

Se empezó en la Constitución de 1978, incluyendo una absurda distinción entre ‘nacionalidades’ y ‘regiones’.

Luego se cedió a los nacionalistas periféricos la educación, la sanidad, la comunicación… e incluso la seguridad.

El resultado de esta constante ‘mamonada’ salta a la vista: hay regiones de España en las que no se estudiar en español, provincias a las que no pueden viajar ni los Reyes, zonas sobre las que el Estado central no ejerce la mínima autoridad y generaciones de fanáticos que ven a España como el enemigo o en el mejor de los casos como algo extraño, ajeno y peligroso.

Dentro de este disparate, a mi me ha llamado siempre la atención la memez de haber transformado en el lenguaje cotidiano a Lérida, Orense o Gerona, en Lleida, Ourense y Girona… Coincidirán conmigo en que tiene coña que un presentador de televisión no diga London, New York o Hrvati, para referirse a Londres, Nueva York o Croacia, pero repita hasta la nausea eso de Lleida o que en las señales de tráfico de nuestras autovías, ponga ‘A Coruña’, que de soltera era ‘La Coruña’.

Con una miopía extraña en él, porque es un tipo muy inteligente, Elías Bendodo, el flamante ‘coordinador’ del PP nombrado por Feijóo, se despachó hace unos días en una entrevista en El Mundo declarando estar convencido de que ‘España es un Estado plurinacional’.

El hombre fuerte del nuevo PP, que tiene 47 años, es abogado y consejero de la Junta de Andalucía, se apuntaba así a la tesis que ha convertido al PSOE en el tonto útil del nacionalismo.

A las pocas horas Bendodo rectificó y sigue haciéndolo, pero flaco favor ha hecho al PP y buena munición ha dado a VOX a un mes justo de las elecciones autonómicas andaluzas.

Tradicionalmente, el PP no ha hecho gala de mucho afán de lucha en cuestiones culturales o ideológicas. Da la impresión de los populares son alérgicos al combate y lo de Bendodo alimenta la sospecha de que, llegado el momento, pastelearán con los nacionalistas vascos y catalanes.

No es el camino.

Un gran partido de centro-derecha y el PP lo es, tiene que dejar claro que una vez en el poder, lo que parece seguro en año y medio -en cuanto se celebren elecciones generales- defenderá con firmeza la unidad de la nación española, las virtudes del proyecto común, la Historia y la Lengua que nos une a todos, que no es el gallego, el euskera o el catalán, sino el español.

El Estado de las autonomías y las transferencias a los nacionalistas no están amenazados. Lo que sí está amenazado es la unidad de nuestro país y el cumplimiento de la ley en todas las regiones de España.

Y el todo, es más que las partes.

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