Implacable.
Antonio Naranjo ha dejado retratada a toda la izquierda, político y mediático, a cuenta de la imputación de Mónica Oltra.
Y quienes aún tienen el papo de defender a Oltra, o al menos no considerarla responsable política de los hechos denunciados, se han llevado su buena ración de palos.
Naranjo tuvo ocasión en la tarde del 17 de junio de 2022 de poner en su sitio a Ana Pardo de Vera (Público) en el programa ‘Todo es mentira’ (Cuatro).
Con permiso: sobre Oltra.
Y sobre Yolanda Díaz, Ione Belarra, Irene Montero y tantas otras han pasado del «Hermana yo sí te creo» al «Hermana, vamos a taparlo». pic.twitter.com/4nDrcuaFvK
— Antonio Naranjo (@AntonioRNaranjo) June 17, 2022
La periodista se mantuvo erre que erre asegurando que, aunque Oltra tenía que dejar el cargo, ella no podía ser considerada como responsable política de ese asunto.
Y eso a pesar de que entre sus competencias estaba precisamente la parcela de Asuntos Sociales.
A Naranjo no le costó desmontar el argumento de Pardo de Vera:
No quiero hacer sangre, pero habéis quedado todos retratados de una manera feroz. Estábais con el ‘hermana, yo sí te creo’ a todas horas. Y resulta que ahora que tenéis el caso de los abusos a una menor en un centro en el que tenían que protegerla, donde la responsable política de ese centro mira para otro lado y busca una coartada para que a su marido no le empuren, vosotros os dedicáis a mirar hacia otro lado y a decir que si la ultraderecha…
SI ESTO LE PASA A AYUSO…
Si el marido de una política de derechas –no digamos ya si hubiese sido Isabel Díaz Ayuso– hubiese sido condenado por abusar de una menor en un centro que dependía de su consejería no es que hubiese tenido que dimitir, es que se habría tenido que ir de España.
Obviamente esa ley no escrita no se aplica a Mónica Oltra, aún a pesar de que la situación de la todavía vicepresidenta de la Comunidad Valencia ya es muchísimo peor: tal y como señala el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, que ha imputado este jueves a la líder de Compromís, existe «una serie de indicios plurales» que generan una sospecha razonable de «la existencia de un concierto» entre la propia Oltra y algunos de los funcionarios de su consejería para «proteger a su entonces pareja» o «proteger la carrera política de la aforada».
Estamos hablando de un acuerdo expreso -bendecido por los periodistas del pesebre socialista y los tertulianos de la ‘Brunete Pedrete‘- para tapar uno de los delitos más repugnantes que puedan imaginarse, los abusos sexuales a una mujer, que además en este caso tiene los peores agravantes que podrían darse en una situación que ya de por si es muy grave: la abusada era una menor, que además se encontraba en una situación de especial vulnerabilidad –internada en un centro de menores y tutelada por la Administración– y encima fue abusada por una de las personas que ejercía de hecho esa tutela, es decir, que debía protegerla.