Es lo que se llama agarrarse a un clavo ardiendo.
Pablo Iglesias, desde La Base, se lanzó a tumba abierta contra los medios de comunicación que no le bailan el agua.
En concreto, al fundador de Unidas Podemos le molestó que varios periodistas criticasen la entrada en bucle de Irene Montero cuando esta, a cada pregunta sobre por qué no pudo contestar en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros sobre el asalto a la valla de Melilla, se limitaba a decir que de ella siempre se conocería su opinión.
De hecho, cierto es, que en ese canutazo sí acaba dando, a la fuerza, algunas explicaciones. Pero responde después de que se le haga la pregunta no menos de media docena de veces.
Iglesias, que ya venía con la tesis editorial preparada de casa, se dedicó a repartir estopa entre los medios y más en concreto contra tres comunicadores de tronío: Susanna Griso, Joaquín Prat y Carlos Alsina, a los que llamó «basura» y hasta alentó contra ellos la violencia mediática.
La violencia mediática permanente contra Irene Montero, como todos los fenómenos de violencia y de acoso político, tiene sus causas y sus explicaciones. Conocer y entender esas causas, obviamente, no implica justificar el acoso. Pero para poder combatir un fenómeno hay que conocerlo muy bien. Uno de los objetivos que tenemos aquí, en La Base, es combatir la manipulación mediática, pero para ello debemos analizar con rigor y apoyándonos siempre en datos verificados, para contribuir así a ofrecer informaciones de calidad que favorezcan la educación mediática.
Rápidamente buscó sus particulares chivos expiatorios, los periodistas Carlos Alsina (Onda Cero), Joaquín Prat (Cuatro) y Susanna Griso (Antena 3):
Hoy vamos a analizar el caso del acoso mediático y político contra Irene Montero y su equipo del Ministerio de Igualdad. La violencia mediática tiene un efecto, como digo, muy positivo. Desnuda las verdades después de lo que hemos visto en las últimas horas, ningún profesional del periodismo con un mínimo de decencia podría considerar a los Prat, a los Alsina o a los Griso como periodistas respetables. Es imposible hacerlo sin degradarse hasta la náusea. Y los tres manipuladores citados lo saben perfectamente.
Iglesias seguía con su perorata:
Pero una cosa es ser un cínico sin escrúpulos y otra cosa es que todo el mundo pueda comprobar que eres un cínico sin escrúpulos. Es verdad que los cínicos con sueldazo viven mejor que los cínicos que no llegan a fin de mes. Pero a la basura le suele gustar perfumarse para disimular su olor. Sin embargo, esta vez el hedor de la manipulación y la mentira no se ha podido tapar.
