Tiene bemoles que quien más debe taparse y apostar por un perfil bajo, salga a querer dar lecciones a otros compañeros.
Eso es lo que sucede con Jordi Évole, el ‘adalid de las esencias periodísticas’, que ha optado por ponerse del lado de los linchadores de Antonio García Ferreras.
El de ‘Salvados‘ y ‘Lo de Évole‘, programas de laSexta, justo la misma cadena de ‘Al Rojo Vivo’, el programa que tanta cancha le ha dado cuando tenía algún especial o algún invitado de renombre, se pone purista y viene a enmendarle la plana a uno de los peces gordos de la segunda cadena de Atresmedia.
Y todo a cuenta de esos audios del comisario Villarejo.
Ferreras, al frente ya de La Sexta, ha defendido contenidos comprometidos y ha remado a nuestro favor en momentos complicados. He participado en sus programas siempre que me lo ha solicitado. Los dos tenemos muy claro que ni él me debe nada a mí ni yo a él. Nos respetamos y nos apreciamos. Y discrepamos.
De paso, aprovecha para marcar distancias sobre la forma de hacer periodismo del responsable de ‘Al Rojo Vivo’ y de los tertulianos de los que se rodea. Obviamente, el nombre de Eduardo Inda tenía que salir a relucir:
A mí me gusta la tele reposada y a él la frenética, donde constantemente pasan cosas aunque no pasen. Él dice que soy el finolis del Rincón del Gourmet y yo le replico que su fast food no tiene por qué indigestar. Pero para eso hay que evitar los alimentos tóxicos, y si tú incluyes entre tus ingredientes habituales la especia Inda, es fácil que te intoxiques.
Y remacha asegurando que echa de menos las explicaciones de Antonio García Ferreras sobre esos audios de Villarejo:
A Ferreras le ha faltado autocrítica. Su audiencia la hubiese entendido mejor que su huida hacia delante, su cierre de filas. Algo estamos haciendo mal. Y sería bueno que lo corrigiésemos. Hemos dado demasiadas lecciones de periodismo, de objetividad, y ahora se nos exige lo que hemos exigido a los demás. Lo que ha costado tanto ganarnos lo podemos perder rápidamente.
EL PASADO SIEMPRE VUELVE
El problema para el editorializante y propagandista Évole es que el pasado siempre vuelve.
Y, como diría un clásico, «se ha puesto a hablar de putas La Tacones».
No tiene un pase que ahora Évole se ponga en plan gourmet cuando tiene un historial que poco tiene que ver con el periodismo y sí mucho con el colegueo.
Pretender dar lecciones de periodismo a los demás cuando se tiene en el propio historial unas entrevistas amables con el que fuera máximo responsable de Herri Batasuna y en las que se permite comentarios jocosos sobre cómo pasó el día en que la banda terrorista ETA le descerrajó dos tiros en la cabeza a Miguel Ángel Blanco deja bien a las claras la catadura mostrada por el entrevistado y entrevistador.
A fin de cuentas, Évole no deja de ser el mismo que podía montar especiales por la crisis energética y el supuesto tarifazo eléctrico en tiempos de Mariano Rajoy, con el megavatio hora a unos 55 euros, y hacer, en cambio, un programa de risas enlatadas cuando con el Gobierno Sánchez el precio de la luz supera con amplitud los 300 euros el megavario hora.
O, por poner un último ejemplo del ‘periodismo de calidad’ que hace Évole, recordar como Ada Colau se la metió doblada cuando dijo aquello de que ella dimitiría si era imputada.
La alcaldesa de Barcelona ya ha visto como la Justicia la ha acorralado, pero el de laSexta no ha dicho aún esta boca es mía.
