EL REPASO

Alfonso Rojo: “Con Sánchez vamos a una España en la que lo que no sea obligatorio estará prohibido”

Me acabo de enterar que lo último del Gobierno socialcomunista y esta panda de ayatolás, que vive opíparamente a cuenta nuestra, es una normativa según la cual y para que los funerales no contaminen, habrá que incinerar al muerto vestido con ‘ropa de fibra natural’ y en ‘ataúd de cartón’

Hay mucha menos libertad en España en la actualidad, de la que había hace 10, 20, 30 o 40 años.

Yo hablo como periodista, pero las prohibiciones, los controles, los límites, las cortapisas y las censuras van mucho más allá del ámbito de los medios de comunicación.

Se han extendido como la carcoma a todo, desde la educación al cine, pasando por la literatura o la política, hasta infectar el lenguaje cotidiano.

Nos han metido en un escenario donde cuentos como  ‘La Cenicienta’, ‘Blancanieves’ o ‘Caperucita’ son eliminados de las bibliotecas infantiles y canciones o películas, que hace unas décadas nos parecían míticas, caen en la categoría de lo ´tóxico, porque sus guiones o protagonistas no cuadran con lo que nuestros progres aceptan como políticamente correcto.

La mitad de los chistes con los que antes te partías la caja, son ahora delictivos y hay palabras, términos y expresiones que te condenan al ostracismo social, el martirio en redes o el banquillo del juzgado.

Ya ni puedes decir que alguien te parece guapo, guiñar un ojo o soltar un cumplido.

Y sin ponerse colorados, aparecen ministros que decretan desde lo que debemos comer a cómo tenemos que ordenar los alimentos en la nevera, y ministras que regulan desde el ligue a los calentones sexuales, pasando por los cambios de género o las miradas.

Me acabo de enterar que lo último del Gobierno socialcomunista y esta panda de ayatolás, que vive opíparamente a cuenta nuestra, es una normativa según la cual y para que los funerales no contaminen, habrá que incinerar al muerto vestido con ‘ropa de fibra natural’ y en ‘ataúd de cartón’.

No es broma. En la España de Sánchez no se va a poder ya enterrar al abuelo con ese traje ‘príncipe de gales’ que tanto le gustaba.

Ni con hábito de cofrade, vestido de nazareno o con uniforme militar.

Les juro que no los aguanto.

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