EL DIRECTOR DE 'HERRERA EN COPE' SE HARTA DE LOS INSULTOS Y DE LOS PERFILES FALSOS

Carlos Herrera ‘vuela’ de Twitter: estas son las razones

El comunicador tenía más de medio millón de seguidores en su cuenta personal de la red social del estornino

Carlos Herrera.
Carlos Herrera.

Harto de insultos y de la proliferación de perfiles falsos.

Carlos Herrera no está por la labor de perder tiempo ni energías en combatir algunos de los principales males que aquejan a Twitter.

El director de ‘Herrera en COPE’, a pesar de contar con más de medio millón de seguidores en la red social del estornino, ha optado por dar un puñetazo sobre la mesa y volar, nunca mejor dicho, de ese espacio que da cabida a gente de todo pelaje.

Tal y como adelanta el Diario de Sevilla, el comunicador almeriense está agotado de tener que poner coto a todos esos usuarios que, amparados en el anonimato, se dedicaban a la descalificación gratuita o a crear cuentas falsas.

Así que quienes seguían los post de Carlos Herrera en Twitter, tendrán que acudir a Instagram, donde sí mantiene activo su perfil. No obstante, en la red del pajarito azul sí conserva la cuenta oficial del programa, ‘Herrera en COPE’.

Las reacciones a su marcha no se han hecho esperar. Una mezcla entre tristeza, pero también comprensión porque muchos consideran que Twitter ha devenio en un pestilente estercolero:

De hecho, el columnista Navarro Antolín dejaba esta acertada reflexión:

Herrera se ha marchado de las redes sociales. Una espantá motivada. Sin previo aviso, sin despedida. Ahí que se quedan ustedes. Siempre hemos valorado la oportunidad que ofrecen las redes para los periodistas: un contacto directo con los potenciales lectores, la posibilidad de pulsar cierto estado de opinión y, por supuesto, su uso como plataformas donde colgar el artículo de cada día sin necesidad de taladrar una pared ni gastar una chincheta.

Pero muchas veces, demasiadas, las redes se convierten en una fosa séptica donde se sufren comportamientos nauseabundos. En demasiadas ocasiones son como aquellas puertas de retrete donde se ofendía el honor de un dama o se laminaba el prestigio de un profesor, por supuesto desde el anonimato. Son en muchos momentos como una pista de coches locos donde se embisten cobardes, acomplejados, envidiosos, inadaptados y seres con tendencia al vómito. En otras ocasiones sustituyen a la consulta del psiquiatra, psicólogo o terapeuta y sirven para dar rienda suelta al narcisismo de baja estofa.

Cuantísima gente destila bilis en las redes, sufren náuseas continuas, todo les parece terrible, confunden el espíritu crítico con la permanente perspectiva negativa, el desacuerdo y la discrepancia con el conformismo, la sana polémica con el frentismo… Llegará el día en que haya que registrarse con el DNI de forma obligatoria para operar en estos foros. Existe ya una pena de red social que se adelanta a la pena de banquillo.

Los ajustes de cuentas ejecutados desde el camuflaje de identidades falsas se producen a diario. Tal vez bastaría con pedir el nombre y los apellidos de los participantes, mucho más útil que aplicar ese estúpido neopuritanismo que, por ejemplo, advierte de la violencia de una fotografía en la que se aprecia a Morante bordando el toreo al natural. Las redes ofrecen una de las peores caras del ser humano. Hay veces en las que, al menos, se aprecian algunas muestras de verdadero ingenio y de auténtica bondad entre tanta podredumbre.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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